03/10/2024
Otras Voces

Un Estado demasiado grande

Ahora o nunca. La voluntad tiene una fuerza incalculable cuando se actúa desde la buena fe. Es lo que pude apreciar del presidente Luis Abinader cuando en «LA Semanal con la Prensa» del pasado lunes explicó los cuatro pilares que sostienen el proyecto de reforma constitucional que someterá al Congreso Nacional el 16 de agosto, cuando oficialmente jure el cargo para un segundo período. Entre los cuatro hay un punto que debemos poner en oración permanente: la reducción del número de diputados.

La cámara baja ostenta una matrícula muy numerosa, que aumenta en proporción a la cantidad de habitantes de una demarcación. Una fórmula ineficiente, un método que provoca un crecimiento inusitado de legisladores que por obra y gracia del espíritu Santo se mantienen en la curul por los siglos de los siglos. La apuesta de Abinader no es una propuesta indecente, aspira a reducir 53 de los 190 diputados que actualmente prevalece en el Congreso Nacional.

El argumento del presidente de la República es irrebatible: «Para fortalecer la eficiencia y la representatividad del sistema legislativo. Actualmente, la composición del Congreso puede resultar en una burocracia extensa y en ocasiones poco ágil, dificultando la toma de decisiones rápidas y efectivas, al reducir el número de diputados, se busca un Congreso más operativo, donde el debate sea más dinámico y la capacidad de generar el consenso sea más efectiva, lo cual es fundamental en un contexto donde la ciudadanía demanda soluciones inmediatas y oportunas». Lo explicó con seriedad de monje tibetano.

La innecesaria representación legislativa en demarcaciones que pueden sobrevivir al efecto sin mayores sobresaltos con uno y con dos honorables. Aunque el mandatario no especificó cuáles serían los criterios para eliminar 53 curules, llegar a ese punto es muy obvio. La propuesta contempla que de los 178 diputados por circunscripciones se reduzcan a 110, mientras que los cinco nacionales que hay actualmente, se aumenten a 20 y mantener los 7 de las circunscripciones del exterior.

Al bolsillo de la ciudadanía le cuesta plata solventar la operatividad de un Congreso Nacional cada vez más caro. Las mismas leyes que se aprueban en la cámara baja, para circunscribirme a uno de sus deberes, pasan por el cedazo del Senado, que opera con 32 representantes, uno por provincia. ¿Y si tuviéramos dos diputados por provincia, es decir, 64 en total? ¡Oh maravilla!

El proyecto de ley de la reforma constitucional fue recibido con entusiasmo por una gran mayoría de la ciudadanía. No es para menos. Con una mayoría representativa del Partido Revolucionario Moderno en el Congreso Nacional, se pondrá a prueba el liderazgo del presidente Abinader, si logrará convencer a los partidos y sus respectivos representantes legislativos para que entiendan la importancia de una medida como esta.

Hay tela por donde cortar. Y aunque la cantidad sugerida es conservadora, peor es nada. Los tiempos imponen reformas como esta, en un país que se ha ido fraccionando geográficamente con una facilidad espeluznante. Debe ser reformulada la forma en que se aumenta la representación legislativa, para que si esta propuesta es aprobada, la cantidad de 137 quede frizada, y si en algún momento surge un intento de variar este aspecto que sea con el espíritu de seguir reduciendo el número de los honorables, no para aumentarla.

En términos geográficos la República Dominicana es mucho más pequeña que el Estado que la representa. El aparato burocrático del sector público es insoportable y económicamente insostenible. Este es un escenario aspiracional que puede obrar a favor de que la inminente reforma fiscal que se viene anunciando, sea menos dolorosa. Y como la esperanza es lo último que se pierde, ganaremos todos si este numeral constitucional se modifica según lo que el presidente Luis Abinader anunció el pasado lunes. Aplica en este caso que menos es más, muchísimo más.

Artículo escrito por Maximo Jimenez

Periodista, crítico de cine. Ex presidente de la Asociación de Cronistas de Arte (2011-2013), autor del libro «La gran Aventura de la bachata urbana» (2018).

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