La buena alimentación es especialmente importante debido a que tanto la enfermedad como el tratamiento pueden cambiar la forma en que se come y el tratamiento puede afectar la manera en que su cuerpo empezara a tolerar ciertos alimentos. Es importante que se sepa que la necesidad de nutrientes variara de persona a persona y dependiendo también del tipo de cáncer.
Lo que como profesionales más tomamos en cuenta es ayudar al paciente a sentirse mejor, mantener la fuerza y energía para que pueda tolerar los embates del tratamiento, mantener un peso adecuado y con reservas nutritivas.
Debemos mantenerles una alimentación equilibrada donde estén todos los nutrientes en orden de prioridad como les explico a continuación:
Proteínas, se necesitan para la reparación de los tejidos y mantener el sistema inmune, si no tienen un consumo adecuado de ellas el tiempo de recuperación de la enfermedad podría prolongarse. Entre las fuentes proteicas a usar tenemos: claras de huevo, lácteos bajos en grasas (como leche, yogures, quesos) mantequilla de maní, nueces, legumbres como lentejas, habichuelas, cortes magros de carnes preferiblemente blancas.
Las grasas son importantes porque representan una fuente importante de energía, ahora bien, qué tipo de grasas. Se pueden usar las de las nueces, semillas y semillas de girasol.
Los carbohidratos. Siendo la principal fuente energética del cuerpo ayudando al buen funcionamiento de los órganos, su fuente a usar será a través de las frutas, verduras y granos para que nos proporcionen vitaminas y minerales que son esenciales además de fibra en cantidad adecuada.
Agua, el líquido mas noble y vital, todas las células del cuerpo necesitan de ella para funcionar y más ahora, si el paciente está padeciendo de vómitos y procesos diarréicos por la enfermedad debe mantener un consumo adecuado de esta para no caer en deshidratación además de hacer combianciones entre zumos de frutas y verduras.
Vitaminas y minerales, las vamos a adquirir de forma natural por vía de los alimentos, esta debe tener un consumo diario en estas enfermedades de 5 a 7 raciones por día, sin embargo, algunos pacientes padecen anorexia o no toleran ciertos alimentos que las contengan por lo cual se tiene que recurrir a suplementos.
Alimentos ricos en antioxidantes: los cuales ayudan a proteger contra el daño a los tejidos y este daño se asocia precisamente a un aumento en el riesgo de cáncer. Estos se pegan de los radicales libres y evitan que se ataquen las células normales (en esas palabras para que se entienda mas claro).
Los alimentos que contienen antioxidantes son aquellos ricos en vitamina C (guayaba, naranja, kiwi, cereza, fresa, mango, piña, pimientos, tomates, las familias de las coles como el brócoli, espinacas). Vitamina E se puede conseguir en germen de trigo, soya, aceite de oliva, frutos secos); carotenoides que contienen vitamina A: zanahoria, espinacas, auyama, cerezas, melón, melocotón) y fitoquímicos, aunque se pueden consumir los antioxidantes por suplementos se ha demostrado que es mucho más efectivo sumarlos a travez de los alimentos.
Es importante tomar en cuenta que la mayoría de los casos la forma alimentaria que se tenía antes de padecer la enfermedad era diferente, porque se presentan cambios en gustos, anorexia, estreñimiento, procesos diarréicos y todo esto puede llevar a disminución de peso no forma rápido por lo cual el mantener una alimentación adecuada es primordial para soportar y poder mantener el sistema inmune apto para lo que sea.
Muchas veces, cuando el paciente ha bajado de peso, debemos darles cargas de alimentos calóricos, pero por ello es importante tener la ayuda de un profesional que sea quien haga las combinaciones adecuadas para recuperar el peso o en su defecto mantenerlos en el que poseen comiendo aliemntos antes mencionados en raciones adecuadas que los energicen.
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