La de los 80 es la década dorada del merengue. No hay discusión. Tampoco puede haberla cuando se pasa balance al legado musical de The New York Band. La orquesta, creada en el 1986 en la cosmopólita ciudad newyorkina, salió al ruedo con una mística que dejó su impronta. Y lo que se escuchó, se vio y se experimentó en la pasada edición de los Premios Soberano 2016, fue una probadita de lo que estos talentosos artistas ofrecieron la noche del pasado martes en el Hotel Jaragua de Santo Domingo.
El Re-Encuentro de la legendaria orquesta de merengue, producido por Edilenia Tactuk, pintaba bonito. Desde que se dio a conocer la noticia de este concierto bailable, sus fanáticos –los de antes y los de ahora que son bastante– se frotaron las manos porque sabían que recibirían una gran descarga de esos éxitos de siempre que fueron apilando durante su trayectoria.
El escenario estuvo decorado con elementos propios de su sello, de su imagen y de sus orígenes newyorkinos, y al filo de las 10:30 de la noche, Cherito, Miosotis, Tony, Iris y Franklin salieron para entregarlo todo, con el deseo de volver a fijar la bandera en ese terreno nacional donde sus canciones se estrenaron para imprimirle una nota de orgullo al ritmo nacional.
Casi tres horas de show y no fueron suficiente. En las esquinas del Teatro La Fiesta, frente al escenario, se dejó espacio para bailar. El público, tímido, no se paró a ello hasta pasadas cinco, seis o siete canciones. Después, se armó un fiestón donde faltó espacio –y música– para bailar. ¡Qué noche!
La primera jornada de The New York Band en el Jaragua –esta noche hay una segunda función a la misma hora y en el mismo lugar– arrancó a todo pulmón, con Cherito entonando las notas de «Nadie como tú», luego soltó «Dame vida», «Si tú eres mi hombre» y «Corazón de azúcar». Azúcar no faltó para edulcorar los corazones de aquellos que brindaron junto a su acompañante.
En este punto, Miosotis iba pidiendo elementos de escenografía que descendieron del techo, para recrear una calle de Nueva York, el frente del lugar donde «todo comenzó», y Cherito invitó a una fan («la más activa en las redes sociales») para que subiera a la tarima, y el artista le interpretó la versión en balada de su hit «Hola», una pena que luego no la cantara también en merengue. Fue un momento íntimo y romántico. Los aplausos evidenciaron la gran acogida de esta selección.
Más tarde, con el público ya bailaron hasta los anuncios, la orquesta marcó y sonó «El pecado», «Que siga la vida», «Amada mía» y «Si tú no estás». ¡Qué canciones, que buenos merengues estos! Ya terminada esta parte, Miosotis e Iris se quedaron solas, para deleitar a la gente con un medley de algunos éxitos de balada que les quedó muy bien.
La versátilidad de estos artistas también quedó servida como banquete para que degustáramos, literalmente, una penetrante versión de «Uptown Funk» (que hasta los amantes de los ritmos tropicalíssimos bailaron), el hit de Bruno Mars que fue para chuparse los dedos.
Ya el reloj marcaba casi la una de la madrugada, cuando The New York Band –que también hizo gala de sus vistosas escenografías– cuando Cherito dejó a cada uno de los vocalistas para que cantaran uno de sus temas popularizados en sus etapas independientes, y él mismo hizo «El Pedazo». Pedazos de recuersos iban cayendo a la pista mientras el público recordaba esos años dorados de esta agrupación que se reencontró en estos tiempos y muchos esperan sigan reencontrados en lo adelante. El merengue de calidad necesita una buena dosis de sus canciones.
La parte final reservó algunos temas muy intensos y conocidos, y llegó el turno de «María», «Atracador», «Viejo año» (una gran sorpresa que contó con la participación especial de July Mateo, Rasputín). Y luego se escuchó «Colé», que motivó al público a abarrotar cada rincón para bailar, cuando entonces Cherito pidió al carismático presentador Domingo Bautista que hiciera acto de presencia, para presentar lo obvio: las trompetas retumbaron el salón y con «Dancing Mood», The New York Band se quitó el sombrero en homenaje a la excelente puesta en escena concebida por Edilenia Tactuk. ¡Que esta noche siga la fiesta!
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