22/05/2025
Crónicas del Alma

Vivir en el presente

En una sociedad que se mueve a una velocidad vertiginosa, donde las metas y los planes a largo plazo se convierten en los ejes de nuestra existencia, olvidamos con demasiada frecuencia el poder transformador de habitar plenamente el presente. Este concepto, aunque simple en su enunciado, desafía las creencias más arraigadas sobre cómo entendemos el tiempo y nuestra relación con él.

La vida en el presente nos invita a redescubrir una forma de ser más auténtica y libre, una en la que no estamos definidos por lo que ya ocurrió ni condicionados por lo que imaginamos que vendrá. Vivir aquí y ahora es más que una actitud; es una práctica consciente de observar el momento actual como único y suficiente.

Se trata de entrenar la mente, muchas veces secuestrada por preocupaciones y anticipaciones, para anclarse en la experiencia inmediata. Como han señalado expertos en el ámbito del bienestar emocional, nuestra mente se fortalece cuando aprendemos a enfocarnos en el presente, lo que activa áreas relacionadas con la creatividad, la intuición y la claridad mental.

La atención plena nos ofrece herramientas poderosas para gestionar emociones como la ansiedad, un mal contemporáneo que florece en terrenos de incertidumbre y sobrecarga mental. Aprender a habitar el presente implica también reconfigurar cómo respondemos a los estímulos externos. No es lo que sucede lo que nos define, sino cómo lo interpretamos. Al detenernos y observar lo que realmente está ocurriendo, sin las capas de juicios automáticos, encontramos una nueva dimensión de libertad emocional.

Este enfoque no niega la importancia de planificar o aprender del pasado, pero nos invita a no quedarnos atrapados en ellos. La mente, al permanecer demasiado tiempo proyectada hacia lo que vendrá, pierde la capacidad de encontrar soluciones creativas y disfrutar de la sencillez de la vida. En cambio, cuando cultivamos una actitud de presencia, no solo conectamos con los pequeños placeres del día a día, sino también con una versión más serena y resiliente de nosotros mismos. Vivir en el presente es un acto de valentía y autocompasión.

Nos permite aceptar que el momento actual, con todas sus imperfecciones y desafíos, es suficiente. En esta aceptación radica una fuente inagotable de paz interior, una paz que no depende de condiciones externas, sino de nuestra capacidad para mirar con gratitud lo que ya está aquí. Es en esta mirada donde reside el verdadero arte de vivir. 

Te regalo desde mi corazón un ejercicio práctico que todos podemos realizar e integrar en nuestras vidas para experimentar los beneficios que promete. «Elige un momento tranquilo, como al despertar o antes de dormir, y siéntate en un lugar cómodo. Cierra los ojos y lleva tu atención a la respiración, sintiendo cómo el aire entra y sale de tus pulmones.

Luego, amplía tu foco hacia las sensaciones de tu cuerpo: la temperatura de tu piel, el peso de tu cuerpo sobre la superficie en la que estás sentado, los latidos de tu corazón. Si tu mente comienza a divagar, no te juzgues; simplemente reconoce esos pensamientos y vuelve suavemente al presente, enfocándote en tu respiración. Este sencillo ejercicio, practicado regularmente, entrena a la mente para regresar al ahora y reduce el ruido mental que nos aleja del momento presente». ¡Pruébalo!

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