Thais Herrera es una madre comprometida con su rol, pero tiene muy claro que la mujer puede superar todos los retos que se propongan. Es conferencista, además alpinista e ingeniera industrial de profesión. Es empresaria, puesto que dirige Asertiva, pero de igual manera docente en Barna Management School.
Su reto más reciente la convirtió en la primera dominicana en subir al monte Everest, sin embargo, para Thais parece que no hay fronteras para los sueños sí se persiguen con firmeza y pasión.
La alpinista fue reconocida recientemente en la primera edición del Premio Mujeres que Inspiran, celebrado el pasado 8 de julio. Es una mujer que no solo ha conquistado cimas físicas, sino que también ha escalado montañas de logros personales y profesionales. Está decidida a seguir inspirando a muchas otras personas y por eso comparte su historia como parte de esa misión.
«Yo honrada de que me digan que inspiro, y quiero seguir contando mi historia para ver si entusiasmo a más personas a que se animen a perseguir sueños». Ella se define como una mujer ordinaria logrando sueños extraordinarios.
¿En qué momento te nace la idea de asumir el reto de subir montañas?
Desde niña siempre estuve en contacto con la naturaleza, fui guía scout y luego líder, pero cuando fui creciendo tuve que dejar de lado esa pasión por la universidad y empecé a trabajar y a formar mi familia. Duré mucho tiempo alejada de la naturaleza y el deporte, de niña nadé y jugué voleibol. El día a día me arropó, pasé 11 años fuera de eso, sufría de insomnio, ansiedad y dormía muy mal, estaba en sobrepeso. Me contrataron para organizar un triatlón, y ni sabía lo que era, pero luego supe que es donde se nada, se corre y se monta bicicleta. A partir de ahí tomé la vida activa en el deporte.
A la montaña me invitó el primer dominicano en subir a la cumbre del Everest, Karin Mella, y me invitó con los niños de la fundación que yo trabajaba a subir el Pico Duarte.
En el 2015, es donde voy por primera vez a una montaña con nieve, justo en el año que conozco la nieve. Sin embargo,tuve que dejar ese sueño a un lado, porque mi esposo se enfermó de cáncer en 2017. Cuando Domingo [su esposo], fallece es como una forma de encontrarme, por eso retomo volver a la montaña.
¿Qué encontraste en la montaña?
Encontré paz, consuelo y el proyecto que ahora estoy llevando a cabo «una dominicana encontrándose en la cima». La montaña me dio la oportunidad de encontrarme.
¿Qué le dices a las mujeres que siempre buscan excusas para encontrar su montaña?
Cada quien tiene su montaña propia, las mías blancas y bonitas, muy lejanas, muy frías, siempre digo que tal vez, la tuya es recuperar tu salud, terminar la carrera, terminar tu casa, que tus hijos completen sus estudios. Cada quien tiene su montaña. En el caso de las mujeres siento que nos limitamos, por paradigmas, por no planificarnos, por darle prioridad a otras cosas, siempre dicen en los aviones que uno debe respirar uno primero para darle respiración a los demás, y a veces a nosotras se nos olvida.
Queremos servir tanto a los demás que se nos olvida que dentro de las prioridades debemos atendernos a nosotras mismas. Que mientras mejor estemos, más podemos dar sin llegar al egoísmo. Es importante estar bien una para poder ayudar a los demás. Sin dudas, hay que salir a encontrar su montaña.
¿Cómo lo haces tú?
A mí me ayuda mucho planificarme, quizás me ven a mí en la cumbre con la bandera, pero mi equipo de apoyo es muy bueno y grande. Mi equipo es mi familia, son las personas cercanas a mí. Estas personas que forman parte de esos proyectos nuestros, y cómo ponemos fecha, porque también se nos olvida que si no le ponemos fecha, un plan y acción, no alcanzamos esas cosas y metas que queremos en la vida. Sí, hay problemas y muchas otras cosas hay que sobreponerse, muchos retos.
Subir montañas se te da muy bien y parece cuando te vemos que es algo fácil.
Se ve y se oye sencillo, tal vez por como lo digo, pero no es así, implica muchas cosas. Para subir montañas tengo que entrenar y mucho, todos los días. Además tengo que lograr apoyo económico, porque donde quiero llegar ya no lo logro con mis ahorros, y a veces, estamos esperando la gratificación inmediata. Para subir al Everest tuve que pedir un préstamo a un banco. Es importante que escuchen que fue en 2015 cuando comencé a pensar en subir montañas.
Es lograr esos pasos de forma constante, a veces son pequeñitos y sentimos que no avanzamos, pero si seguimos haciéndolo de esa forma de manera constante, lograremos la meta.
Disciplina y paciencia marcan la vida de una persona con sueños como los tuyos. ¿Siempre fuiste disciplinada y paciente?
Ambas cosas se desarrollan, yo soy para nada paciente, por ejemplo cuando hacía los viajes al Pico Duarte que se tardaba cuatro días para subir, yo los convertí en el Pico Duarte Express cortando tiempo y para hacerlo en 12 horas.
Eso se desarrolla, tengo diariamente un set de hábitos que incluye también la meditación. Me ha pasado más de una vez, que por situaciones como el clima y me he tenido que pasar muchos más días en la montaña. Me decían que no podíamos irnos por el mal tiempo.
Yo decía ya quiero llegar a casa, comenzamos a compartir aprendizaje, hicimos una dinámica de ponernos bonitos para salir de la montaña, la paciencia se trabaja, al igual que la disciplina. Yo por ejemplo con quien fue uno de mis mejores coach, Raúl Santaella, me decía que yo practicara la constancia y que esa constancia me haría hacer el entrenamiento tal vez no cómo debía pero que sí podía por lo menos ponerme los zapatos comienzas a hacer el hábito.
Y eso va para cualquier cosa en la vida, yo por ejemplo comencé a meditar porque casi el 80 por ciento de personas de éxito hacían algo para calmar la mente. Pues comencé a tomar esos atajos para lograr esas cosas, algunos me funcionan.
¿Qué cosas te preguntas cuando estás en la cima?
Todos los días me pregunto, cómo puedo servir y cómo puedo ayudar. De hecho por eso comencé a contar mi historia, porque antes no lo hacía y Marcos Díaz fue quien me dijo que yo era una egoísta. Decir que me quedé viuda y eso me tocó, era un matrimonio bonito, teníamos 19 años juntos, no era un cuento de hadas, sino un matrimonio, en el cual se trabaja por esa decisión de estar juntos y donde se trabaja el amor y se luchaba por eso, por estar juntos. Me tocó, y me toca cada día hacer de mi vida eso que yo quiero, por decisión, no sólo esperando que la suerte me lo envíe.
¿Cómo han asumido tus hijos esta misión que te has planteado de escalar las montañas más altas de los 7 continentes?
Desde el principio, mis hijos, en cada cosa, por ejemplo soy vegetariana y ellos decidieron también serlo. Al mayor de mis hijos le gusta la montaña y me ha acompañado a una de las siete cumbres. Al menor le gusta el fútbol y lo apoyamos. En mi familia nos apoyamos todos. Parte de mi propósito de vida con ellos, es apoyarlos a que cumplan sus sueños. En mi casa se hace planificación anual, presupuesto en familia y de igual manera que como lo hacemos para la empresa lo hacemos para la familia.
He tratado de que sea un reto de familia, más que sólo mío. Si fuese sólo mío no tendría el mismo significado.
¿En algún momento hablaste de ese deseo con tu esposo antes de partir de este mundo?
Nosotros antes de que él enfermara estábamos buscando fondos para ir al Everest, cuando él enfermó lo dejamos de lado. Él me regaló una cámara Gopro para que me hiciera el selfie en la cumbre del Everest. Él era parte de ese proyecto. Pero cuando él enfermó, todos los esfuerzos de la familia se dirigieron para que él se sanara. Yo seguí entrenando aunque estábamos batallando con el cáncer de él, aunque en menos tiempo. A él le daba paz verme entrenando. Él estaba en la Plaza de la Salud y yo ahí salía y le daba vueltas para poder entrenar aunque estuviera limitada. Él era amigo de todos mis amigos, él sabía que yo estaba enfocada en mis sueños, como yo lo apoyaba en sus sueños, era una relación ganar-ganar.
¿Has tenido decepciones en el camino a subir las montañas?
El frío era terrible, yo soy del Caribe pero duermo sin aire acondicionado. Todo el tiempo subiendo, a uno no le da deseos de comer ni de ir al baño, hasta que llega al campamento.
Mientras uno va subiendo, voy cantando, no me pongo audífonos, porque es bueno estar alerta, haciendo que la mente se sienta en otro lugar. Mientras iba subiendo con tanto frio, iba pensando en cada una de las playas de mi país, trabajando mi mente.
Uno va entrenando la mente para esos momentos difíciles, sin perderme del momento presente. Me visualizaba cuando regresara que estaría en una hermosa playa. La mente se entrena para sobreponerse a retos y momentos difíciles. Cada cual encuentra el formato que permite salir airoso de esos momentos difíciles.
Eres empresaria, diriges asertiva ¿de qué se trata?
Comencé con el tema de capacitación, trabajé mucho en centros de llamada (call center) y gerenciar proyectos. Pero evolucionamos a trabajar con los equipos, para ayudarlos a tener mejores rendimientos. Poniendo pasión, empeño y persiguiendo resultados de manera asertiva enseñándole que pueden alcanzar las metas.
Luego de cumplir con el reto de subir todas las montañas más altas de los 7 continentes, ¿qué viene?
Sé que algo va a venir, porque me interesa que muchas otras personas encuentren esa inspiración, yo sé que otros sueños vienen por ahí armándose. Me encontré con una persona en Antártica que dice que lo próximo debe ser el espacio.
Con los pies en la tierra
Thais Herrera es una dominicana que se destaca en el alpinismo, una madre, hija, amiga, empresaria, ingeniera industrial de profesión con maestría en Alta Gerencia mención Finanzas. Actualmente, es CEO en Asertiva RD y docente de Gestión y Supervisión de Equipos en Barna Management School. Además, es líder del proyecto Restauración Ecológica del Parque Nacional Luis Quinn. Se define como una mujer normal, que persigue de forma consistente sus sueños extraordinarios hasta alcanzarlos. La alpinista ha descubierto en las alturas un placer poco frecuente entre la población femenina.
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