03/11/2024
Crónicas de Poder

Retiro fiscal: ¿estrategia o señal de debilidad?

El retiro de la reforma fiscal por parte del presidente Luis Abinader, tras varios días de protestas, es un evento que refleja una serie de dinámicas sociales y políticas importantes en el pais. Este hecho pone de manifiesto la capacidad del gobierno de reaccionar ante el descontento ciudadano, y al mismo tiempo evidencia los retos que enfrenta en términos de estabilidad y manejo de la economía en un contexto post-electoral. Aunque las elecciones ya han pasado, la necesidad de mantener la paz social y la legitimidad política sigue siendo una prioridad para el gobierno.

El descontento popular que acompañó la propuesta de la reforma fiscal refleja una preocupación generalizada sobre la economía del país. El costo de la vida, los niveles de inflación, y la percepción de que las políticas económicas no están generando suficientes beneficios para la mayoría de la población, son factores que contribuyeron a las protestas. La decisión del presidente de retirar la reforma indica que el gobierno reconoce la sensibilidad del momento y que, en un contexto de incertidumbre económica global, es crucial mantener el equilibrio entre las necesidades fiscales del Estado y el bienestar de la ciudadanía.

El hecho de que el gobierno haya decidido no avanzar con la reforma fiscal también señala su voluntad de escuchar y ajustarse a las demandas de la población. En lugar de imponer una medida que podría haber generado un conflicto social mayor, el presidente optó por una estrategia de contención, demostrando que la estabilidad social es una prioridad. Esta decisión podría estar relacionada con la intención de evitar que las tensiones sociales escalen y pongan en riesgo la gobernabilidad.

Sin embargo, esta situación también pone de manifiesto los desafíos que enfrenta el gobierno en cuanto a la gestión económica. La necesidad de una reforma fiscal suele ser una señal de que el Estado busca mejorar su capacidad de recaudación para cubrir gastos y financiar proyectos, pero también es un indicio de que hay limitaciones en la gestión de los recursos públicos. En este contexto, el retiro de la reforma fiscal podría interpretarse como un ajuste temporal, en espera de un mejor momento para replantear las medidas necesarias para equilibrar las finanzas públicas. El gobierno tendrá que considerar otras formas de mantener la estabilidad económica, sin recurrir a reformas que puedan percibirse como dañinas para la población.

La decisión de retirar la reforma también puede ser vista como parte de una estrategia más amplia de mantener la paz social en un momento donde las tensiones económicas globales están afectando a muchos países. La pandemia, los conflictos internacionales, y las fluctuaciones en los mercados de energía y alimentos han creado un escenario desafiante para los gobiernos de todo el mundo. En este contexto, el presidente Abinader parece haber optado por una ruta más conciliadora, evitando una confrontación abierta con sectores sociales clave, lo que podría haber resultado en una crisis política más profunda.

A nivel interno, la situación también podría revelar la existencia de debates o desacuerdos dentro del propio gobierno o entre sus aliados. La reforma fiscal pudo haber sido vista como una medida necesaria por algunos sectores del gabinete, pero el contexto social hizo que prevaleciera una postura más prudente. Este tipo de decisiones reflejan la complejidad de la gobernabilidad en un país donde las expectativas ciudadanas son altas y los márgenes de maniobra política son estrechos.

Más allá de la coyuntura inmediata, el gobierno de Abinader tiene ante sí el desafío de seguir ajustando su agenda económica para satisfacer las demandas sociales, al mismo tiempo que busca mantener la sostenibilidad fiscal. Este equilibrio no es fácil, y es probable que veamos nuevos intentos de reformar ciertos aspectos de la economía en el futuro, quizás de manera más consensuada y con un enfoque que no genere tanto rechazo por parte de la población.

El hecho de haber retirado la reforma fiscal también puede ser una oportunidad para que el gobierno se acerque a los sectores sociales y empresariales, buscando construir un consenso sobre las necesidades económicas del país. La reforma fiscal es solo un componente de un desafío mayor: cómo garantizar un crecimiento económico que sea inclusivo, justo y sostenible a largo plazo. Para lograr esto, es necesario que todas las partes involucradas en el debate económico —gobierno, sector privado, sindicatos y ciudadanos— encuentren puntos comunes y trabajen juntos para enfrentar los retos económicos.

El retiro de la reforma fiscal no debe verse solo como una muestra de debilidad, sino como una estrategia política calculada para evitar mayores tensiones sociales y, al mismo tiempo, recalibrar las prioridades del gobierno en un contexto económico incierto. 

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