23/11/2024
Opinión

Periodismo, profesión de oportunidades

OTROS ÁMBITOS 

El 31 de octubre transcurrió con normalidad, hasta las 6:00 de la tarde, una hora después que la noticia, apenas 60 minutos más tarde, corría de boca en boca, un poco más rápido que de costumbre, porque así suele ser entre periodistas. En un santiamén, un grupo de colegas entrábamos al mercado libre, dígase, nos quedábamos sin trabajo. El teléfono empeza a vibrar incesantemente. «Y cómo es posible», «Cuánto lo lamento», «Es terrible»… y así no más.

No valía que tratara de calmar al de la llamada de turno. Uno de esos colegas me llamó durante la primera semana, día tras día, temprano en la mañana y me preguntaba: «¿Estás bien?». Ya ni sabía qué responderle. Me sentía como en aquellos días en que murió mi padre, un ambiente enlutecido se manifestaba por donde quiera que estaba. Terrible.

«Que sí, que estoy muy bien», respondía casi de mala gana. Pocos asumen estas situaciones como una nueva oportunidad. Ese «es tiempo de cambiar» que tanto escuchamos en tiempos de campaña me vale tanto como lo que significa El padrino en la filmografía de Francis Ford Coppola. De los tiempos de crisis, y desde adentro bien sabemos cómo anda la cosa en el periodismo, nacen los buenos proyectos, las iniciativas emergen como si se tratase de una incubadora industrial, y el viento, cuando sopla, es mucho más agradable que de costumbre.

Y no es que la cosa ande muy bien, para nada. Pero cuando lo peor empieza a asomar en el último tramo del año, es saludable pensar en que el 2014 puede iniciar de otra manera, porque brindar en Año Nuevo con las ganas que supone asumir otros retos, es hasta un punto hasta enriquecedor.

Paradójicamente, arropados hasta el cuello por la crisis que ha sometido la industria periodísticas hasta reducirlo a niveles impensables, hace 20 o 30 años atrás, el torrente que va dejando a su paso el indetenible movimiento tecnológico, el oficio tiene ahora muchísimas más posibilidades que en otras épocas. Hay razones para ver con optimismo las oportunidades que cualquier emprendedor, con talento, dedicación y persistencia puede tener a sus manos, dada la efectividad de las herramientas de la «era digital».

La tendencia, y esto solo en el campo del periodismo, va rompiendo fuente a favor de los contenidos digitales –que cumplan con los fundamentos de la profesión, claro está, y siempre que se priorice la calidad por encima de la inmediatez– por el cual están apostando los diarios más importantes del mundo, pero que al mismo tiempo, han permitido la puesta en marcha de proyectos exitosísimos como el Huffington Post. Estemos o no de acuerdo con sus prácticas y filosofía de su modelo empresarial, el Post es un buen caso de estudio para entender qué tan rápido se están cocinando los platos para el banquete a que muchos han sido convidados.

Aspirar a ello no es tan sencillo como se ve. Pero tampoco es un imposible, para quienes deseen mirar hacia adelante y no hacia los pies. De pronto, mi teléfono timbra con irregularidad durante el día y así puedo sentarme a escribir este post sin la presión que supone cerrar la edición del día.

Artículo escrito por Maximo Jimenez

Periodista, crítico de cine. Ex presidente de la Asociación de Cronistas de Arte (2011-2013), autor del libro «La gran Aventura de la bachata urbana» (2018).

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