Nassim Taleb, matemático, filósofo e investigador, autor de varios libros sobre el azar como determinante de la historia, plantea que no sólo se sobreestima la gestión de riesgos (de la que se burla abiertamente como una tarea imposible), sino que en su obra “Antifragilidad” lanza la subversiva idea de que la incertidumbre no es mala, sino todo lo contrario, es buena, buenísima, para impulsar el desarrollo.
Se atreve a decir Taleb que el caos beneficia más que el orden, porque impulsa avances que de lo contrario no ocurrirían. Cita numerosos ejemplos de la historia para demostrar su punto, pero prefiero apoyarlo con un ejemplo que resulta tristemente familiar para los dominicanos: la crisis bancaria sistémica desatada por la inesperada caída de Baninter en 2003. ¿Acaso no impulsó esa fatal situación a construir un sistema bancario fuertemente regulado, mejor supervisado, más sano y más transparente, para beneficio de todos los actores económicos?
Si los pronósticos fallan y la incertidumbre es buena… ¿para qué sirven entonces los planes personales de año nuevo, los planes estratégicos de negocios o la estrategia política? En cualquiera de los casos, para dar rumbo a las acciones, jamás para apegarse a ellos con orejeras.
Por esta razón, te recomiendo que hagas tus planes anuales como una acuarela, consciente de que no son camisas de fuerza. Si los pronósticos sobre la economía son muy optimistas, debes cuidarte de la inclinación natural a exponerte a riesgos mayores. Y si son pesimistas, debes cuidarte de no permitir que el temor frene tu empuje, porque entonces estarás colaborando a la realización de profecías autocumplidas.
Es el Premio Nobel de Economía Daniel Kahneman quien escribe en su best seller “Pensar rápido, pensar despacio” que los emprendedores conocen que un porcentaje importante de los emprendimientos sucumben antes de los cinco años, pero asumen que esa estadística no aplica para ellos. Por eso, de todas formas, echan a andar sus planes. Algunos tendrán éxito y otros no…pero no hay manera de saberlo hasta no echarlos a andar.
Comentarios