Muchas propuestas se han realizado para luchar contra la delincuencia común que afecta todo el país.
Cada gobierno plantea nuevos proyectos para luchar contra un flagelo que por temporadas pone en peligro vidas e intereses de ciudadanos nacionales y extranjeros que residen en dominicana.
Seminarios, talleres, congresos, en fin eventos anuales se realizan con participación de expertos en seguridad ciudadana que cuestan mucho dinero de los fondos públicos que al fin y al cabo no terminan en nada.
Estos encuentros más las acciones de planes rápidos puestos en ejecución de cuando en vez para luchar contra la delincuencia común al final se convierten en operativos temporales que luego de frenar ligeramente el problema no lo eliminan de raíz.
Ahora mismo se han enviado a las calles cientos de Policías motorizados para frenar el raterismo que se ha adueñado de las calles.
Los delincuentes conocen de esas salidas intempestivas de estas autoridades y de otras que han pasado por el Palacio Nacional por lo que se repliegan hasta que el mal tiempo pase.
Inmediatamente termina el operativo del momento, los delincuentes vuelven a las calles a robar, matar, asaltar y hacer todo lo que se les ocurren en contra de los ciudadanos y los comercios.
El actual jefe de la Policía ha admitido, por lo menos él lo ha hecho, que la delincuencia presiona a las autoridades y a la población que no pueden con ellos.
Este es un mea culpa que debemos felicitar porque otros jefes policiales sólo han tratado de esconder la situación.
Entiendo que uno de los principales retos de este gobierno es poner en control la inseguridad ciudadana pero para eso tiene que hacerle ver a la justicia, ministerio público y la propia Policía que ellos están para defender los intereses de los ciudadanos, no para lamentarse de lo que está sucediendo a su alrededor.
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