El Combo Show alcanzó una popularidad envidiable que a mediados de 1975 colocó a su fundador y cantante líder, Johnny Ventura, en el epicentro de ataques constantes que provenían de diferentes frentes con el único objetivo de desarmar la principal maquinaria de música popular que él comandaba. Desalentado y con la intención de marcharse del país con destino a Nueva York, abrazó la composición de Antonio González, Jaleo, un salpicón rítmico en la línea del guaguancó.
«Señores paren que me mareo/ busquen otro de maniquí/ porque si siguen con el jaleo/ el Negro pronto se va de aquí». Un gran descontento sobrecogía al talentoso artista que, para el bien de todos, decidió permanecer en República Dominicana, aunque sí llevó al acetato sus angustias y desánimo profesional. El Jaleo fue una de las canciones más populares de este elepé que, en clara respuesta a sus detractores, tituló como El hijo del pueblo.
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Con El Combo Show declarado como la Orquesta más popular del mundo por la influyente revista norteamericana Récord World, agotando localidades en sus exitosas por Estados Unidos y popularizando canciones tras canciones, Johnny asume con determinación su rol artístico y produce este disco que incluye dos composiciones de su autoría: El pelotero, en el cual comparte créditos con Alberto Ruiz y Y no me caigo.
Son Y no me caigo y El pelotero dos candentes merengues que destilan el melao rítmico del Combo Show en su salsa. Ambas se circunscriben en ese ingenio que asaltaba a Johnny Ventura para conectar con el sentimiento del pueblo. Y como muestra del doble sentido que el artista siempre manejó con gracia y efectividad, El pelotero abre el cancionero como una propuesta bailable e inolvidable.
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Ritmo que siempre gozó de su favoritismo, el guaguancó, prevalece como mayoría con la versión de Y sin embargo te quiero, composición de Quintero –Quiroga– León que mucho antes había grabado Toña La Negra; del legendario cantante y compositor cubano, Justí Barreto (1923-2015), se incluyen Sí señor maestro, que interpreta Luisito Martí y Escucha mi encanto. Todas como resultado de la madurez artística, del dominio orquestal que ya Johnny Ventura había alcanzado a poco más de una década en los escenarios con su orquesta.
El bolero logra defender su espacio esta vez con otro clásico del género, Dos centavos, composición de Barreto también, una versión que en su estilo más rítmico marca una ligera distancia de la que grabó el puertorriqueño Vitin Avilés. Así va la cosa entre el bolero, el guaguancó, el merengue por supuesto y, como si fuera poco, dos temas instrumentales: Havah Nagilah, con arreglos apreciables a cargo del propio Johnny y la pieza It’s not unusual producida musicalmente por el artista en colaboración con Mills y Reed. Nueva canciones que conceptualizan y consagran a Johnny como El hijo del pueblo. Para qué más.
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