04/11/2025
Nacionales

El patrón climático cambió; temporada ciclónica no tiene fecha de caducidad

Cada vez que llueve en la capital, las calles se transforman en ríos, los pasos a desnivel en trampas mortales y los barrios en escenarios de angustia colectiva. Los capitalinos ya no temen a los ciclones de nombre temible, sino a cualquier «aguacerito» que en cuestión de horas convierte la ciudad en un caos.

La tormenta Melissa volvió a poner sobre la mesa un debate tan viejo como el mismo crecimiento urbano de Santo Domingo: la falta de un sistema de drenaje pluvial moderno, planificado y funcional. El paso del fenómeno provocó inundaciones generalizadas, pérdidas materiales millonarias y, lamentablemente, nuevas víctimas humanas que reabren una herida que parece no cerrar.

Las imágenes de vehículos flotando, casas anegadas, túneles colapsados y familias atrapadas no son nuevas. Se repiten, casi con precisión de calendario, cada temporada lluviosa. Y, sin embargo, cada evento evidencia lo mismo: el país no tiene una infraestructura pluvial a la altura de los nuevos patrones climáticos.

Un problema de décadas
El exsíndico del Distrito Nacional Rafael (Fello) Suberví Bonilla, quien dirigió el ayuntamiento de la capital en dos períodos, decía que durante su gestión se proyectó un plan de modernización del drenaje pluvial de la ciudad, valorado en unos 25 mil millones de dólares para la época.

«En aquellos años, ya sabíamos que el drenaje estaba colapsado y que las tuberías principales databan de la década de 1970. Propusimos un sistema integral con canales, colectores y lagunas de retención, pero no hubo voluntad política ni recursos suficientes», sostenía con referencia  a la deuda histórica que arrastra la capital.

Hoy, cuatro décadas después, los cálculos estiman que una obra de esa magnitud costaría más de 1,500 millones de dólares, según fuentes del propio Gobierno central. Sin embargo, las autoridades han anunciado un programa inicial con una inversión de apenas cinco mil millones de pesos dominicanos, lo que ha despertado dudas sobre su alcance real.

El debate político se intensifica
La promesa del Gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM) de iniciar trabajos para mejorar el drenaje pluvial ha encontrado resistencia y escepticismo en la oposición.

El dirigente político Rafael Paz, de la Fuerza del Pueblo, lamentó la falta de planificación y visión de largo plazo. «El paso de la tormenta Melissa demostró que seguimos improvisando ante un problema estructural. No se trata de limpiar alcantarillas, sino de construir una nueva red de drenaje que proteja vidas y propiedades», expresó.

Paz recordó que en noviembre de 2022 y noviembre de 2023, lluvias intensas provocaron decenas de muertes, colapsos en pasos a desnivel y pérdidas económicas millonarias. «No podemos acostumbrarnos a que cada aguacero deje muertos. No es un asunto de suerte; es un asunto de gestión», enfatizó.

A su juicio, el Gobierno del PRM «subestima la magnitud del desafío» al destinar recursos insuficientes y carecer de un enfoque metropolitano. «El Distrito Nacional, Santo Domingo Este, Oeste y Norte forman una misma cuenca urbana; si no se aborda de manera integral, seguiremos pagando las consecuencias».

Una solución de largo plazo
En la misma línea, el ingeniero Ignacio Ditrén, exdirector de Obras Públicas del Ayuntamiento y alto dirigente de la Fuerza del Pueblo, considera que el país necesita un plan de gobierno a 30 años que trascienda partidos y períodos presidenciales.

«El drenaje pluvial no puede resolverse en una gestión ni con remiendos. Se requiere una política de Estado que abarque planificación urbana, manejo de cuencas, reforestación y un rediseño completo del sistema de alcantarillado pluvial», sostuvo Ditrén.

El experto insistió en que las lluvias ya no responden a los patrones tradicionales: «El cambio climático alteró el régimen de precipitaciones. Lloverá con mayor intensidad, en menos tiempo y en zonas antes secas. No estamos preparados».

Un sistema de los años 70
El ingeniero Juan Carlos Fernández, especialista en gestión hídrica, coincide en que el sistema de drenaje pluvial del Gran Santo Domingo data de la década de 1970, cuando la ciudad tenía menos de un millón de habitantes. Hoy, con más de 3.5 millones de personas y un parque vehicular desbordado, el sistema opera muy por debajo de la capacidad necesaria.

«La mayoría de los colectores fueron diseñados cuando la ciudad terminaba en la avenida Luperón. Hoy esa infraestructura está soterrada, obstruida y sobrepasada. El drenaje no fue planificado para una urbe de este tamaño», explicó Fernández.

Así lucen las calles inundadas en Nagua.

Según el ingeniero, las soluciones deben combinar ingeniería civil con manejo ambiental, incluyendo lagunas de retención, túneles de drenaje profundo, áreas de infiltración y sistemas de alerta temprana. «La inversión será alta, pero el costo de no hacerlo será mucho mayor», advirtió.

El gobierno se defiende
Desde el oficialismo, el actual director de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), Fellito Suberví, defendió la posición del Gobierno del presidente Luis Abinader y aseguró que se han iniciado estudios técnicos para definir las zonas críticas y priorizar obras de mitigación.

«El tema del drenaje pluvial es sumamente complejo y ningún gobierno anterior lo enfrentó con responsabilidad. Estamos haciendo lo que nunca se hizo: establecer un plan maestro basado en evidencias y estudios de ingeniería», declaró Fellito.

Suberví, sobrino del exsíndico Fello Suberví Bonilla, sostuvo que el Gobierno no busca «parches» sino una solución estructural. «Ya iniciamos la reconstrucción de colectores en puntos críticos como la avenida John F. Kennedy, el ensanche Naco, Villa Juana y el Distrito Nacional Sur. Esto es parte de una estrategia más amplia que iremos ampliando por fases», indicó.

Carolina Mejía: entre la prevención y el desafío urbano
La alcaldesa del Distrito Nacional, Carolina Mejía, reconoció que el drenaje pluvial sigue siendo «uno de los principales retos de la ciudad» y aseguró que el cabildo trabaja junto a la CAASD y Obras Públicas en la identificación de puntos vulnerables.

«Hemos intervenido cañadas, limpiado imbornales y mejorado los sistemas de evacuación en varios sectores, pero la magnitud del problema exige una coordinación interinstitucional. No basta con acciones municipales; se necesita una política nacional», afirmó.

Mejía subrayó que las lluvias de 2022 y 2023 dejaron lecciones dolorosas. «Perdimos vidas humanas. Familias completas fueron afectadas. No queremos que se repita. Por eso insistimos en la educación ciudadana, la prevención y el mantenimiento continuo», dijo la alcaldesa, quien resaltó además la necesidad de que la población colabore evitando lanzar desechos sólidos a las alcantarillas.

Domingo Contreras: «El drenaje debe verse como una inversión en vidas humanas»
El exdirector de Medio Ambiente del Ayuntamiento y dirigente del Partido de la Liberación Dominicana, Domingo Contreras, también abordó el tema desde una óptica más integral.

«El drenaje pluvial no es un lujo; es una necesidad vital. Cada año perdemos vidas y bienes porque no entendemos que la infraestructura ambiental es tan importante como la vial o eléctrica. Hay que cambiar la mentalidad», expresó.

Contreras, quien durante su paso por la administración municipal impulsó el Programa de Revitalización de Cañadas, recordó que muchas de las soluciones están identificadas desde hace años. «Tenemos estudios, planos y diagnósticos. Lo que falta es decisión política y financiamiento sostenido», insistió.

A su juicio, el Estado dominicano debe asumir el drenaje como una prioridad nacional, al igual que la seguridad ciudadana o la educación. «Si seguimos improvisando, los aguaceros seguirán convirtiéndose en tragedias», concluyó.

Las lluvias de la memoria
Las tragedias de noviembre de 2022 y 2023 aún están frescas en la memoria colectiva. En ambos años, lluvias torrenciales inundaron túneles, pasos a desnivel y avenidas principales, dejando más de una veintena de muertos y pérdidas valoradas en cientos de millones de pesos.

La escena más dramática ocurrió en el paso a desnivel de la avenida 27 de Febrero con Máximo Gómez, donde varios vehículos quedaron atrapados y sus ocupantes perdieron la vida. Las investigaciones posteriores determinaron fallos en el sistema de bombeo y falta de mantenimiento.

El Gobierno anunció entonces un paquete de obras de emergencia, limpieza de drenajes y revisión de estructuras. 

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