21/08/2025
Notas al Vuelo

El coraje de empezar…Distinto

Hay momentos en la vida en los que sentimos la tentación de volver a lo conocido. Regresar a ese lugar, a esa persona o a ese hábito que alguna vez nos dio refugio, aunque en el fondo sabemos que ya no encaja con lo que somos ni con lo que necesitamos. La comodidad de lo viejo puede disfrazarse de seguridad, pero casi siempre termina siendo una trampa que nos impide avanzar.

El crecimiento no se encuentra en los mismos pasillos donde ya hemos transitado mil veces; se encuentra en la capacidad de atrevernos a abrir puertas distintas. Decidir no regresar a lo que nos resta no significa ingratitud ni falta de memoria, significa amor propio. Porque elegir algo nuevo es un acto de fe: fe en ti mismo, en tu capacidad de adaptarte, en tu derecho a la felicidad.

Aferrarse a lo que duele o a lo que simplemente ya no aporta, es como querer beber agua de un pozo seco. La vida se vuelve repetitiva, los días se llenan de un eco que suena igual y que termina apagando la ilusión. En cambio, cuando te das la oportunidad de algo distinto, un nuevo proyecto, un nuevo lugar, una relación más sana, una rutina más ligera, comienzas a descubrir facetas tuyas que ni siquiera sabías que existían.

Ser feliz en un contexto diferente es posible. Muchas veces creemos que solo podremos florecer en un terreno ya conocido, pero lo cierto es que la vida es generosa y está llena de jardines por explorar. En lugares donde se te valora, donde el esfuerzo se reconoce, donde tu autenticidad no es cuestionada, la energía cambia. Y cuando la energía cambia, cambia también tu manera de habitar el mundo.

El universo, en su misteriosa forma de ordenar las cosas, siempre abre nuevas puertas a quienes se atreven a soltar. Lo viejo insiste en quedarse porque es lo que la mente entiende como seguro; pero el alma sabe que merece más. Atravesar esas puertas exige valentía, pero también gratitud: agradecer lo vivido, incluso lo difícil, porque te trajo hasta aquí. Y desde aquí puedes elegir distinto.

No se trata de negar lo pasado ni de odiar lo que una vez fue bueno. Se trata de reconocer cuándo un ciclo terminó y honrar la vida con la valentía de seguir caminando. El camino nuevo puede dar miedo, sí, pero también está lleno de sorpresas, aprendizajes y alegrías que todavía no has imaginado.

Así que atrévete. Permítete lo nuevo. No vuelvas donde ya sabes que no creces, no insistas en puertas que permanecen cerradas. Mira alrededor: la vida tiene maneras inesperadas de recompensar a quienes se atreven a soltar y confiar. Y tú, aunque a veces lo dudes, tienes todo lo necesario para ser feliz en un escenario distinto.

El verdadero vuelo no está en regresar al mismo cielo, sino en descubrir que aún te quedan muchos horizontes por explorar.

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