Pengbian Sang está de pláceme. El estreno del cuarto volumen del álbum Jazzeando el cancionero dominicano sucede en un momento muy importante de Retro Jazz, el grupo que lidera y que le ha permitido conquistar al público exigente que abraza la buena música.
La publicación de este disco es el pretexto para que este viernes 6 de septiembre, los santiagueros podrán escuchar en vivo por primera vez su repertorio; mientras que el sábado 7 estará disponible en las plataformas digitales para el público de todo el mundo y el domingo 8 en los jardines de la Plaza de la Cultura en Santo Domingo. A cielo abierto y gratis como él se prometió desde el primer disco que se estrenó en la Plaza España.
Espera poner a disposición también esta producción en vinilo –no se comercializará versión en disco compacto–. Este es un momento importante para la música dominicana. Conversamos con Pengbian en esta entrevista con La Crónica en la que aborda su experiencia de este proceso.
Cuando tú pensaste en hacer retro jazz, ¿sabías lo que podía venir a través de eso?
Honestamente, no. La idea me surgió a mí a partir de un disco que escuché que mi hijo me mandó, que se llamaba Bossa Marley, que es la música de Bob Marley hecha en bossa nova. Entonces, yo tenía un buen cuarteto de jazz con varios amigos, incluyendo a Remy Tavera y Federico Mena. Y le dije, mira, grabemos la canción dominicana, hacía en bossa nova, y pensamos que íbamos a conseguir unos cuantos picoteos, pero que no iba a pasar de ahí. Sin embargo, cuando fuimos a conocer el grupo, que fue en el espacio de Fernando Rodríguez, el primer día la gente vino preguntando por el disco.
Laura Rivera, que era la cantante, me dijo: ‘Benbián, la gente me está preguntando por el disco, tú tienes el estudio, tienes los músicos, ¿no somos nosotros? Vamos a grabar el disco’. Y dije, bueno, pues vamos a hablar con los muchachos, escogimos el repertorio y grabamos el disco. Pero aun así no teníamos esa expectativa. Incluso nos lanzamos al primer disco. Hicimos un lanzamiento bastante ambicioso, en Plaza España. Pero yo estaba muriéndome.
Recuerdo como ahora que la gente de Turismo mandó a poner como mil y pico de sillas, y yo decía, Dios mío, no se queden esas sillas vacías. Y yo me conformo que vayan 500 personas. Y eso se reventó. Incluso, el primer concierto fue en Bellas Artes, pagando. Y también estaba asustado, porque era un gasto alto. Y se llenó, hubo gente que se devolvió de la puerta.
La verdad que no me imaginaba que eso pasara. Recuerdo que a los pocos meses de salir el primer disco, una pareja me paró en el parqueo de un supermercado. Y me llamó: ‘Mire, mire, mire. Quería agradecerle’. ¿Cómo así? ‘Todas esas canciones que a mí me encantan, ustedes las han hecho diferentes’. Y ahí fue que yo me dije, pero todo tiene como repercusión. Entonces, a uno le llena de mucha satisfacción. Pero la gente también, esto se ha convertido como que, es un cliché, pero realmente es cierto. Es como una marca país. O sea, la gente se ha identificado con esto. Que ya no es mío el proyecto. Es asumir que tengo la responsabilidad con la gente de continuar con esto.
Esto que estás haciendo, de alguna manera, es una esperanza. Porque nosotros tenemos el problema de que no hay continuidad. Por ejemplo, en Cuba todo el mundo graba las grandes canciones de su acervo. Los grandes cantautores cubanos. Lo que pasa en México. Y aquí las canciones simplemente se mueren, porque nadie las retoma. Además de vestirla con otra ropa, el hecho de que tú retomas esas canciones y las pongas en el oído, no solo de nosotros las que las conocemos, sino también expones a las nuevas generaciones a que tengan que oírla en el carro con su papá. Es una transmisión.
Definitivamente. O sea, me he topado con el caso de canciones que la gente, ni los dominicanos sabemos que son las canciones dominicanas. Recuerdo que en una entrevista en Nueva York con una periodista puertorriqueña, ella me discutió en medio de la entrevista de que Devórame era puertorriqueña.
Y ahí mismo le demostré, lo busqué y se la enseñé. No, mira, eso es un dominicano que se llama Palmer Hernández. Ella juraba que era de su país.
Nosotros mismos no sabemos cuáles son las canciones dominicanas. Eso pasa con Hasta que me olvides, que la gente le dice, ah, la canción de Luis Miguel.
No, es la canción de Juan Luis [Guerra]. Pero también lo que tú dices, hay jóvenes que… Bueno, la hija mía, que ahora tiene… en esa época era adolescente. Esa canción de Juan Luis ya no la conocía. Y yo después veo que la segunda canción de Luis Miguel la están escuchando. Como tiene un ritmo moderno, como medio reggae, después cambia a balada, pero tiene cierta modernidad.
Y ellas se enamoraron de esa canción, que no conocían, que no es de su generación. Lo mismo con la versión que hicimos para esta nueva generación de Arroyito cristalino como la conocemos. Muchos jóvenes nunca la habían escuchado, pero ahora está grabada en un ritmo mucho más contemporáneo y los jóvenes se interesan en esa canción tan bonita.
Tú sabes que la gente siempre está diciendo y se lamenta, ¡ay! que el mal gusto es generalizado en la República Dominicana, pero cuando tú ves que un proyecto como este tiene tanto éxito, entonces no es verdad que todo está perdido ¿verdad? Porque… Yo creo que todo tiene su momento y todo tiene su función. Y hay que decirlo, la gente escucha… O sea, cuando digo la gente, hablo del público general.
Si están oyendo cierto tipo de música, quizás porque eso es lo que se les está ofreciendo solamente. Entonces, si tú tienes una oferta un poco diferente, pues te vas a interesar en eso. Y creo que el público de jazz ha ido aumentando en los últimos años, a pesar de que no tienen mucho apoyo económico ni en los medios.
Y asimismo también hay otras opciones. Entonces, como tú bien dices, creo que no todo está perdido. Creo que hay un amor por la buena música que subyace en el público dominicano.
Hay una prueba ostensible, ¿verdad? Del impacto que tiene el trabajo que haces, porque el hecho de que Milly haya decidido participar en tu disco es como interesante. ¿Qué significó eso para ti?
Para mí eso, o sea, que hay una artista que admiro tanto como Milly, no es desde ahora, desde que salió el primer disco. Siempre que me veían y me decían: ‘Me encanta tu proyecto, algún día quiero grabar con ustedes’. Y yo lo tomaba como un elogio, pero cuando ella se enteró de que estábamos trabajando en Volvió Juanita, me dijo, pero soy yo que la voy a cantar. Le tomé la palabra y la llamé cuando estaba grabando. Pero Milly es de aquí, y ella es gustosa, y para nosotros es un honor grandísimo contar con ella en este disco.
¿Con qué emoción personal te llega, te toca?
Mucho más de lo que la gente se puede imaginar, porque ha sido un esfuerzo grande. O sea, ha tomado mucho tiempo no porque uno no estaba en eso, sino porque no es fácil cuando uno hace las cosas con los recursos propios. Entonces, además, yo creo que refleja mucho trece años de tener estos siete, estos seis músicos conmigo, siete sumándolos en bien, ¿verdad? Pero para mí es un privilegio trabajar con músicos de esta categoría por tanto tiempo y que se interesen en estar y de aportar. Y todavía más importante es que durante todos estos años, el público nos siga apoyando y se siga interesando en lo que estamos haciendo, y en las redes me escriben.
Y cuándo vienen a Nueva York, y cuándo vienen a La Vega, y cuándo vienen a todas partes. Y ojalá yo podría estar en todas partes, pero esa retroalimentación siempre le da uno ánimo a seguir en esto. Y la presentación es poner por primera vez el disco.
Con el público ahí. ¿Qué la gente puede esperar de ti y qué tú esperas de la gente? Mira, yo creo que para nosotros, sea pequeño o sea grande el escenario, cada vez que tocamos es, como te decía, una retroalimentación genuina de la gente. Es difícil de explicar.
El tomar estas canciones con las que la gente creció, con las que la gente se enamoró, se amargó, le llega a la gente a lo más profundo, porque son canciones que representan parte importante de su vida. ¿Qué puedes decir acerca del repertorio musical dominicano, de esas grandes composiciones que tú las manejas todo el tiempo?
Creo que es un reflejo del talento que hay en este país, y que no ha habido por tantos años. O sea, tú ves canciones desde el maestro y Rafael Solano, pasando por Aníbal de Peña, por todos estos grandes compositores, o más recientes, Pavel Núñez, Víctor Víctor, Juan Luis Guerra.
A veces es difícil escoger las canciones para Retro Jazz, no porque no haya canciones, sino porque son demasiadas, y hay que escogerlas. Por eso creo que la gente se enorgullece, como si fuera parte de nuestra propuesta, porque es un reflejo de lo que es la música dominicana. Hay muchas canciones para escoger.
Comentarios