Lunes y no de zapateros. Que el horno no está para galleticas y para sentarse en la mesa del Diálogo Nacional hay un tema en el que sin duda hay consenso entre los buenos comensales de la política: más vale chicharrón en manos a lo que se investiga el caso. Venga, que la buena gente de Raquel Arbaje se las trae, y más allá de su apretadísima agenda como Primera Dama le gusta sorprender a su media naranja, dígase Luis Abinader Corona, Presidente de la República. Que sí, que en Palacio se come bueno, pero nunca como en casa. Y en tiempos de fiebre porcina en la residencia presidencial lo que se vivió el sábado fue una «fiebre del sábado por la noche», chicharrón incluido. A Doña Raquelita le gustan los chalenyé: «Quien adivina lo que me pidió Luisito de cena? A la primera persona que acierte le envío lo mismo… si le gusta». El Twitter colapsó. Las ocurrencias ocurrieron, ipso facto. Como todo buen dominicano, Luis se abrochaba un suculento chicharrón con su respectivo «cuerito» crujiente. ¡Qué buena dama es nuestra Primera Dama¡ Larga vida para la Primera Familia.
Y EN LA CIUDAD CORAZÓN… Los cibaeños ‘tan que no se dan por nadie. Como si se tratase de un nuevo episodio de la saga los Juegos del hambre, Leonel Fernández dio seguimiento al mercado de valores en torno a los precios del pollo. ¿Recuerdan el fenómeno del «Pollito Pío»? Vengan, no se hagan, que si la cosa sigue como va, que ni pollo ni chicharrón. Y para muestra, un buen mulo de pollo. Que ya no es ni a RD$95, ni a RD$100 como advirtió el número uno de la Fuerza del Pueblo, ya se habla de que para ajustarse un buen locrio hay que soltar hasta 125 toletes por una libra de pollito pío-pío.
COMPREN EN LOS CAMIONCITOS… A Don Hipólito que no le vengan con cuentos. Ni chinos ni mucho menos. Es el más tíguere de ‘to. Eso de ir a comprar en esos lugares que en su Gobierno llegaron a decirle –la gente se pasa– «la casa del terror» no es cosa suya. No sabemos si los plátanos que compra a RD$5 en los prácticos camioncitos se los ajusta con chicharrón de pollo o un cerdito asado, pero comprobado por nuestros propios ojos que lo vieron en vivo comprobamos que el hombre se abastece de a duro cuando se topa con uno de esos plataneros.
CHACHARÁ o cha-cha-chá o chicharrón… En algún lugar lejano donde no hay posibilidades de ubicar un Chancho Gusto, Limber Cruz, el hombre fuerte de Agricultura, sigue en sus andanzas en una degustación sin fin del cerdo asao’. No hay puesto mal puesto, mucho menos en estos tiempos de fiebre alimenticia que ameritan buenos comensales para la buena fortuna de los productores de puerquitos. ¡Ay los inolvidables puerquitos de Argentarium que pasaron a mejor vida¡
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