Mira que interesante el caso de posicionamiento de David Bravo. Es un abogado español especializado en derecho de autor y propiedad intelectual, y, pese a manejar una especialidad de nichos, ha logrado posicionarse como una suerte de celebrity en España, de interés más o menos masiva.
David ha logrado conectar su narrativa privada con un interés público, algo así como “construir un mensaje político”. Claro, también es un provocador: ha publicado el libro “Copia este libro”, un blog irreverente, tuitea con un humor y chispa, de lo suyo, de cine, de política, etc. Es decir, no es permanente autorreferencial, algo de lo que pecan muchos profesionales y marcas cuando intentan aprovechar el poder de difusión de las nuevas tecnologías y la redes sociales. Por algo David tiene más de 200 mil seguidores en Twitter. Muchísimo para cualquiera, pero mucho más para un letrado.
Es un conferencista frecuente, también más o menos invitado y citado con frecuencia en medios de intereses más amplios, por no decir masivos, como el diario económico Expansión. Ah, y no se me escapa el hecho de que tampoco tiene su sede en la metrópoli, Madrid, sino en Sevilla, lo que significa que la onda expansiva de su buena imagen, su buena onda, no está limitada por los límites de su ciudad. Que David Bravo Bueno esté en Wikipedia, en inglés, lo saca de los límites no ya de Sevilla, sino de España.
Tomo nota de que los cuatro letrados que ocupan los primeros lugares en este ranking de Expansión sobre abogados influenciadores en las redes sociales son todos especialistas en propiedad intelectual y temas vinculados a las nuevas tecnologías, una combinación sin dudas interesante, no solo importante. Al final, la fórmula siempre funciona: “Haz interesante lo importante”.
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