En un momento histórico para la República Dominicana, el presidente Luis Abinader se reunió ayer miércoles con los expresidentes Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina, en un gesto de madurez política que trasciende diferencias partidarias. El tema que los convocó no fue menor: la creciente presión migratoria desde Haití y sus implicaciones para la seguridad, la estabilidad y la soberanía nacional.
Este encuentro constituye un hito que debe ser valorado con la seriedad que amerita. La inmigración haitiana ilegal no es un fenómeno coyuntural ni exclusivo de una administración; es un desafío estructural que exige consensos nacionales firmes y duraderos. La crisis prolongada en Haití —agravada por el colapso institucional, la violencia de bandas y la inseguridad alimentaria— ha repercutido inevitablemente sobre nuestro territorio, obligando al Estado a adoptar posturas firmes para proteger sus fronteras sin renunciar a los principios de derechos humanos y diplomacia.
Que tres expresidentes —dos de ellos líderes actuales de partidos de oposición— se sienten a dialogar con el presidente en funciones, manda un mensaje poderoso tanto a lo interno como a la comunidad internacional: en lo esencial, la nación está unida. La defensa de la soberanía, el orden migratorio y el control fronterizo no deben ser rehén del debate partidario, sino ejes de una política de Estado con visión a largo plazo.
Más allá de las diferencias ideológicas, esta cumbre muestra que cuando se trata del interés nacional, es posible construir puentes. El país necesita más de estos espacios de diálogo responsables, donde la experiencia del pasado y la responsabilidad del presente se conjugan para encontrar soluciones viables.
Desde esta tribuna, instamos a que este espíritu de unidad no se quede en la foto ni en el titular. Que sea el inicio de una estrategia nacional articulada, firme, humanitaria y soberana. El pueblo dominicano merece saber que, ante los desafíos más graves, sus líderes están a la altura del momento. Porque la soberanía no es negociable, y la historia sabrá reconocer a quienes supieron anteponer la patria a sus intereses personales o partidarios. Un merecido reconocimiento por esta cumbre que ha sido posible gracias al desprendimiento y la humildad del presidente Luis Abinader.
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