The Young Pope, la nueva serie de HBO, cuya premier fue el pasado domingo 15 de enero, es enigmática, provocativa e irreverente, pero también innegablemente fascinante.
Se trata de una producción de lujo, escrita y dirigida por Paolo Sorrentino (Youth), y con la actuación estelar del actor inglés Jude Law, en el personaje central.
La historia, exuberante y con una variedad de retorcidos y contradictorios personajes; aunque entretiene, asalta y divierte al espectador –atención a su soterrado humor mordaz– es igual de poderosa y contundente como lo es la textura visual de la serie.
Todo comienza con la ascensión del nuevo Papa, el joven cardenal americano Lenny Belardo (Jude Law, quien de algún modo –todos ponen cara de espanto ante sus absurdos comportamientos e insólitas primeras medidas –o más bien con la ayuda del secretario de estado del vaticano, el cardenal Voiello (Silvio Orlando), consiguió ascender al trono.
El problema es que Pío XIII, como Lenny decidió ser llamado, no es nada parecido a lo que el Vaticano había visto antes. Él es arrogante, tiránico, y por demás obsesionado como un niño mal educado con la Cherry Coke Cero.
Por lo tanto, este Papa no es para nada alguien en quien se puede confiar, y como muy bien descubre la ansiosa multitud que aguarda su primera homilía, es muy probable que se trate de alguien que tampoco cree en Dios, o acaso sí, pero no todo el tiempo.
Una de las imágenes o secuencias más simbólicas e impresionantes de The Young Pope es precisamente aquella en la que se observa a una enorme cantidad de bebés en estado onírico acostados en un amplio salón. Solo uno de ellos avanza decidido, y al final de su recorrido es el mismo Papa quien se erige desde el fondo.
La imagen no podía ser más perturbadora, y tal vez el significado de ella se nos ofrece más adelante en un flashback en el que vemos a un niño que se acerca a una monja que le espera, y este le dice “Hola mamá”, pero es inmediatamente corregido. Para entonces, sin embargo, el mensaje está mucho más claro.
La producción atrae, y al mismo tiempo, genera un sentido de complicidad y de rechazo que nunca se disipa.
The Young Pope es excitante e insidiosa y constituye un trabajo en el que el director Sorrentino ha puesto especial empeño y dedicación. ¿Es acaso tal vez un reflejo de su propia visión y perplejidad de la opulencia y la negación de los principios del Creador en la propia casa de Dios?
Aunque por momentos va de la intransigencia e insolencia a cierto sentido de parodia, no cabe duda que Law consigue aquí una actuación notable.
Y por otro lado, es más que apreciable también el efectivo soporte que ofrece el conjunto de actores que componen el elenco. Tal vez la única que desentona un tanto es la actriz Diane Keaton, quien refleja cierta frivolidad en su caracterización.
El tono sobrio, la quietud y sentido de reverencia que permea la producción va muy en armonía con el concepto religioso y la solemnidad del tema en cuestión. Indiscutiblemente esta serie representa un triunfo total y absoluto para el director Sorrentino
En The Young Pope el ritmo es pausado, y en ocasiones ante la peligrosamente inescrutable actitud contemplativa o reflexiva de Pio XIII, dicha cadencia genera hasta inquietud.
Por fortuna, los excesos de este déspota son sólo el resultado de la febril imaginación de este talentoso director. Al menos, esa es nuestra esperanza. Pensar de otra manera es simplemente aterrador.
(The Young Pope consta de 10 episodios, cuya transmisión será domingos y lunes en HBO hasta mediados de febrero)
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