Cada campaña electoral se convierte en un verdadero hervidero de movimientos de saltos de garrocha dentro de la política partidaria de tal manera que muchos nombres quedan comprometidos cada vez que un aspirante o un dirigente cambia de una agrupación a otra en procura de colocarse del lado de quien creen va a ganar los próximos comicios.
Se vuelven muchos excelentes tránsfugas pero que no son cuestionados públicamente porque cada partido espera nuevos miembros en los procesos lo que le daría fuerzas de imagen para poder competir con caras nuevas e influyentes.
Entiendo que estos saltos de garrocha no hacen nada bien a los procesos electorales porque como se dice por lo bajo siempre algún movimiento económico se traen, además de las promesas de ocupar cargos públicos en caso de triunfar el que recibe.
Lástima que los votantes no hayan aprendido a elegir por conciencia y conveniencia de servicio público, sino por el búscame lo mío y luego hablamos.
Así no, gente con buena imagen que debe ser prudente a la hora de dar un paso o ser agradecidos por como los han tratado en su vieja casa, cambian de chaqueta sin una explicación convincente lo que les lacera el futuro ante la opinión pública.
Es evidente que los partidos promueven estos saltos electorales porque a todos les conviene, es cuestión de la libre actuación del político saber si los pasos que dan en elecciones serán observados por la ciudadanía o no.
Ya comenzamos a ver esto, perjudicado por el momento al Partido Revolucionario Dominicano, se le está yendo la gente para el Partido Revolucionario Moderno como agua de la fuente.
Luis Abinader y otros candidatos del PRM los grandes beneficiarios de la sangría del PRD, pero hasta cuándo durará
En el Partido de la Liberación Dominicana también hay mucha gente a la espera de que el candidato Gonzalo Castillo baje puntos hacia las presidenciales para mudarse hacia la Fuerza del Pueblo, es cuestión de tiempo.
De todos modos el saltinpanquismo electoral no es lo más leal pero parece prudente para los que quieren sobrevivir al Estado para mantenerse en el poder no importa el precio que tengan que pagar o cobrar.
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