Para un artista como José Antonio Rodríguez el tiempo no es parte de la ecuación que da como resultado un nuevo álbum. Para él, la música lo es todo y no es nada al mismo tiempo. Es como si fuera un pasatiempo –todo un lujo– para quien compone, produce, canta, arregla y sube al escenario como si se tratase de un capricho para uso oficial solamente.
Una más es su nueva producción en cuatro años, la octava de su carrera. Un disco que grabaría tan solo a guitarra y que luego de mostrárselo al célebre cantatutor cubano Pablo Milanés, su amigo de antaño, la idea pasó a mejor vida y José Antonio fue convencido de viajar a Cuba, instalarse en su ciudad capital y ponerse al frente de la Orquesta de Cámara de La Habana.
Aún sin conocer las maquetas de las versiones a guitarra, si es que existieron previo a lo que conocemos hoy, tenemos en las manos un disco que nos devuelve al artista en su punto, añejado con el tiempo, reverenciado por las notas notables de músicos que complementan la belleza de sus letras. Son canciones intensas, con un sentimiento profundo, autoflagelación emocional, como por ejemplo «Así sea solo», el track que abre el repertorio: Quiéreme, así sea solo porque te quiero/ Extráñame, así solo porque estoy muy lejos/ Mírame, así sea solo porque estoy ciego de amor por ti.
Se siente una marcada influencia de Pablo Milanés –y José Antonio se jactaría de ello–. En «Déjame» tenemos el dúo que se hacía necesario, nos quedamos con el deseo insatisfecho de tenerlos juntos de principio a fin. Inicia con elegancia, sobre una alfombra a toque de piano, flautas y la voz edulcorante del artista dominicano. José Antonio es especialmente tierno: Te encuentras como suspendida/ Como esperando una salida/ Al poema de amor que estrena el corazón/ Muchacha en flor, nos declama en el el sencillo número cinco.
En Una más, José Antonio Rodríguez prefiere lo básico, en términos musicales, a la intimidad sonora que solo nos pueden ofrecer las violas, los violines o los contrabajos. Nada de estridencias, la buena poesía no admite ruidos ensordecedores. Y esto es poesía cantada, por el poeta que siempre ha sido el talentoso artista dominicano. Del track cinco retrocedamos al número tres, «Canta corazón»: Se fue quedando como sombra/ Como tiempo, como diosa/ Y su adiós se hizo tan viejo/ Que olvidamos cuándo y dónde/ Fui capaz de alzar el vuelo/ Con su amor pegado al pecho. Así canta su corazón, y no todos los corazones cantan iguales.
En el transcurso de ocho producciones discográficas, tenemos suficiente para reconocer una obra seria, responsable, comprometida con la calidad y el lirismo que enaltece la nobleza de la mujer, en estos tiempos de vanalidades artísticas. «Déjame», «Son dos, no hay más», «Si te digo que», «Casi caes» y «Eclipse de ilusión» son otras notables piezas de este disco que suena a gloria. Y esperemos que lo mejor está por venir. Larga vida al José Antonio que es artista. Muerte súbita al ministro de la burocracia.
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