21/11/2024
Opinión

¿Qué te pareció el discurso?

Aunque la Constitución es muy precisa respecto a qué debe hacer el Presidente de la República ante el Congreso cada 27 de febrero, el pueblo siempre se fija expectativas más allá del texto constitucional y aspira a oír la voz del gobernante tocando temas nacionales de impacto y de actualidad.

¿Qué te pareció el discurso? La pregunta es muy común en la fecha patria y constituye un ejercicio esperado en el requerimiento de reacción de parte de la prensa y en los paneles montados por la televisión informativa con la presencia de expertos en diferentes áreas.

A través de los años he observado, como profesional del periodismo, que mientras más se ciñe a la Carta Magna más decepcionante resulta la pieza oratoria del número uno de la nación. El artículo 114 de la Ley Sustantiva expresa:

“Es responsabilidad del Presidente de la República rendir cuentas anualmente, ante el Congreso Nacional, de la administración presupuestaria, financiera y de gestión ocurrida en el año anterior, según lo establece el artículo 128, numeral 2, literal f).”

Este último indica, de manera literal, que el deber del Ejecutivo es:  “Depositar ante el Congreso Nacional, al iniciarse la primera legislatura ordinaria el 27 de febrero de cada año, las memorias de los ministerios y rendir cuenta de su administración del año anterior.”

En cuaquier país institucionalmente avanzado, este rito sería un lugar común, objeto de reseñas discretas y comentarios del mismo cariz por cuanto se trata de algo esperable. Aquí nos falta mucho por avanzar en el orden institucional, en transparencia, en honestidad y pulcritud respecto al manejo de los bienes públicos.

Planea en la psique colectiva un morbo –producto de malas prácticas ancestrales- que coloca a los funcionarios públicos bajo sospecha en el entendido de que al Estado se va a “guisar” y no a servir. Esa percepción se arraiga en la medida en que no hay consecuencias para quienes contravienen la ley.

Por eso siempre esperamos que el Presidente –especialmente si habla poco como Danilo Medina- propine a alguien un “pela de lengua”, nos regale “un circo verbal”, una épica, una fuerte advertencia o una amenaza incendiaria
a la corrupción, aunque se trate de humo disipado a los tres días sin contar con el respaldo de los hechos.

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