El papa Francisco defendió que no puede haber una verdadera reconstrucción en Haití si no se restaura a «cada una de las personas en su totalidad», al cumplirse el quinto aniversario del terremoto que asoló el país.
Lo dijo durante la audiencia que mantuvo con los participantes de una conferencia sobre Haití celebrada esta mañana en el Vaticano y que él mismo impulsó.
«No puede haber una verdadera reconstrucción de un país sin que exista también la reconstrucción de cada una de las personas en su totalidad», refirió el pontífice argentino.
También abogó por impulsar la libertad de todos los haitianos para que asuman, así, «sus responsabilidades y sus vidas espirituales y religiosas».
Y es que para Bergoglio, «la persona es el centro de la actividad de la Iglesia» y, por ello, «la prioridad debe ser ayudar a todos, hombres y mujeres, para que puedan vivir completamente como personas».
Las actividades humanitarias y pastorales, por tanto, «deben ser complementarias» en esta fase de reconstrucción del país, porque ambas «ayudan a los haitianos a ser personas maduras y cristianos capaces de dedicarse al bien de sus hermanos y hermanas».
Además de destacar la importancia de la espiritualidad en esta fase de resurgimiento del país, el papa se refirió a los trabajos humanitarios que la Iglesia desarrolla en él desde el desastre y que «son signo de la vitalidad de la Iglesia y de la generosidad de muchos».
«Haití ha experimentado una cooperación efectiva entre muchas instituciones eclesiásticas -diócesis, instituciones religiosas, organizaciones caritativas- y también de hombres y mujeres individuales», recordó.
El simposio ha sido organizado por el Pontificio Consejo «Cor Unum» y por la Pontificia Comisión para América Latina y ha llevado por título «La comunión de la Iglesia: Memoria y esperanza para Haití cinco años después del terremoto».
Han participado representantes de la Santa Sede, de la Iglesia local haitiana y de algunas conferencias episcopales, representantes de organismos de caridad católicos, congregaciones religiosas y diplomáticos.
En ella, el presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, el cardenal Marc Ouellet, consideró que «la revitalización de la tradición católica es la respuesta a los anhelos de amor y verdad, justicia y felicidad».
Ouellet señaló la conferencia como un «gesto de renovado compromiso para seguir relanzando y alimentando una vasta, generosa y creativa corriente de solidaridad internacional».
El presidente del «Cor Unum», el cardenal Robert Sarah, se refirió al encuentro como «una ocasión para recordar al mundo la desesperación de los hermanos de Haití», a los que «la Iglesia no puede olvidar».
«Amar a Dios da a todos los humanos una dignidad infinita», dijo Sarah, y advirtió de la «necesidad de una antropología cristiana» que entienda la persona «como la medida con la que juzgar la bondad de los proyectos».
El presidente de la Conferencia Episcopal de Haití, el cardenal Chibly Langlois, expresó su «profunda gratitud» por la atención que ha recibido el país por parte de la Iglesia y que se centra en los 2,5 millones de personas que permanecen en situación de extrema pobreza y en una población que sufre un 40 % de desempleo.
Esta jornada vaticana sobre Haití concluirá a las 18:30 horas (17.30 GMT), con una misa celebrada en la iglesia romana de Santa Maria in Transpontina y presidida por el secretario de Estado Vaticano, el cardenal Pietro Parolin.
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