La fraternidad con la cercana Haití, la atención al matrimonio y la familia, la lucha contra el tráfico de drogas y la explotación de menores, fueron los temas principales del discurso que el Papa Francisco leyó esta mañana ante los 18 obispos de la Conferencia Episcopal de la República Dominicana, que se hallan de visita «ad limina» en el Vaticano.
En su discurso, publicado en la edición digital del diario oficial del Vaticano, L’Obsservatore Romano, el Santo Padre, se refirió también a la formación permanente de los sacerdotes y del laicado, así como la defensa del medio ambiente, que según dijo, realiza la Iglesia dominicana, y recordó que en la República Dominicana comenzó la evangelización del continente americano.
»Hoy la Iglesia que sigue caminando en esas queridas tierras con sus hijos en la búsqueda de un futuro feliz y próspero -anotó el Pontífice- se encuentra con los grandes desafíos de nuestro tiempo que afectan la vida social y eclesial, y especialmente a las familias”. Llamó a los obispos que acompañen a los hombres, a reforzar la fe y la identidad de todos los miembros de la Iglesia.
El Papa Francisco comenzó su discurso por el matrimonio y la familia que, según dijo, atraviesan una seria crisis cultural, lo que no quiere decir que haya perdido importancia, sino que se siente más su necesidad. “En este próximo Jubileo de la Misericordia, no desfallezcan en el trabajo de la reconciliación matrimonial y familiar, como bien de la convivencia pacífica”, exhortó.
Urgió una amplia catequización sobre el ideal cristiano de la comunión conyugal y de la vida familiar, que incluya una espiritualidad de la paternidad y la maternidad, y pidió que se preste mayor atención pastoral al papel de los hombres como maridos y padres, así como a la responsabilidad que comparten con sus esposas respecto al matrimonio, la familia y la educación de los hijos.
El Papa invitó a los prelados a dedicar tiempo a los sacerdotes y les recordó que el clero dominicano se distingue por su fidelidad y coherencia de vida cristiana. »Que su compromiso en favor de los más débiles y necesitados les ayude a superar la mundana tendencia hacia la mediocridad”, dijo el Papa, tras reiterar su llamado para que los obispos presten más atención a los sacerdotes.
Exhortó, asimismo, para que en los seminarios no se descuide la formación humana, intelectual y espiritual que asegure un encuentro verdadero con el Señor, sin dejar de cultivar la entrega pastoral y una madurez afectiva que haga a los seminaristas idóneos para abrazar el celibato sacerdotal y capaces de vivir y trabajar en comunión.
Con respecto a los inmigrantes haitianos, el Papa señaló que “la atención pastoral y caritativa de los inmigrantes, sobre todo a los provenientes de la vecina Haití, que buscan mejores condiciones de vida en territorio dominicano, no admite la indiferencia de los pastores de la Iglesia”. Enfatizó la necesidad de que se siga colaborando con las autoridades civiles para alcanzar soluciones solidarias a los problemas de quienes son privados de documentos o se les niega sus derechos básicos.
Consideró “inexcusable” que se promuevan suficientes iniciativas de fraternidad y paz entre ambas naciones, “que conforman esta bella Isla del Caribe”, y destacó la importancia que tiene para la evangelización saber integrar a los inmigrantes en la sociedad y acogerlos en la comunidad eclesial. “Les agradezco que estén cerca de ellos y de todos los que sufren, como gesto de la amorosa solicitud por el hermano que se siente solo y desamparado, con quien Cristo se identificó», exhortó a los obispos.
El Papa aseguró que conoce los esfuerzos y preocupaciones de los obispos dominicanos por afrontar adecuadamente »los graves problemas que afectan a nuestros pueblos, tales como el tráfico de drogas y de personas, la corrupción, la violencia doméstica, el abuso y la explotación de menores o la inseguridad social”.
Recordó que desde la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana, toda acción de la Iglesia Madre ha de buscar y cuidar el bien de los más desfavorecidos. “Todo lo que se haga en este sentido acrecentará la presencia del Reino de Dios que ha traído Jesucristo, al mismo tiempo que da credibilidad a la Iglesia y relevancia a la voz de sus pastores’, agregó.
Por cuanto respecta al laicado dominicano, que se percibe tan presente en las obras de evangelización, el Papa Francisco subrayó la necesidad de que »reciba un apoyo constante, para que sea capaz de dar testimonio de Cristo penetrando en aquellos ambientes donde muchas veces los obispos, los sacerdotes y religiosos no llegan.
“No puede faltar en quienes están empeñados en este servicio y en esta misión educativa una actitud vigilante y valiente para que se pueda dar en todas las escuelas una educación conforme a los principios morales y religiosos de las familias», concluyó.
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