La familia ha sido históricamente la primera muralla defensiva de nuestros (as) niña (as) y nuestros jóvenes. Tras el deterioro progresivo porque atraviesa el orden familiar, en la RD, se hace cada vez, mas necesario la identificación, de actividades, controladas que apoyen el necesario proceso de orientación de nuestra población joven.
En la actualidad la mayoría de nuestros jóvenes y niños(as), comprometen de 4 a 8 horas, en sus estudios. Esas son las horas en que nosotros como padres, entregamos nuestros más preciados tesoros al cuidado del sistema educativo, tanto en su expresión pública como privada. Estamos seguros de que ese tiempo, aun y con el vacio de valores, que subyace, en el orden familiar, es bien aprovechado por la escuela, en este trecho revolucionario, para la formación de los actores sociales, en cuyas manos, para mal o para bien, quedará el futuro de la patria.
Constituyéndose así, la escuela, en la segunda muralla defensiva, de nuestra población de niños(as) y jóvenes.
Las restantes 16 a 20 horas, de lunes a viernes; mas las 48 horas del fin de semana, son de la exclusiva administración y responsabilidad de la familia. La familia de hoy, asediada por un ambiente contaminado por las drogas, homosexualismo, estructuras criminales, redes sociales, y televisión agresiva y desproporcionada; avances en el código del menor y equidad de géneros, poco explicados; no puede dar respuestas y garantías, de que ese tiempo será bien aprovechado.
De nuevo surge la inminente necesidad del trabajador social, interviniendo en el día a día de cada familia rural o urbana; explicando lo que el sistema supone, que cada miembro de la familia debe saber, sin que nunca se le haya explicado, como tal. Es seguro que como individuo cada miembro de la familia, tiene nociones de sus derechos y lucha por ejercerlo; pero al hacerlo, de manera desproporcionada, los deberes quedan estropeados.
Así aflora el desastre, a lo interno las familias de la RD.
La familia, como tal, en RD, no cuenta con actividades supervisadas, para responder por el buen uso del tiempo, que no es cubierto por las escuelas. Es apropiado, entonces pensar en el enriquecimiento del caudal de actividades supervisadas, alrededor de ella.
Lo que ha de surgir, no es nada extraño al conocimiento común, lo que no es común es que los padres y madres identifiquen, en esas entidades y actividades a las demás murallas protectoras, del buen desarrollo de sus hijos y del equilibrio de la familia.
Al final en su agónico padecer, la familia encuentra sus restantes murallas defensivas en; las iglesias y el deporte organizado.
La iglesia que vivimos hoy, la cristiana, está convencida de que su acción no solo salvará almas, antes salvará vidas.
Es por esa razón que el trabajo pastoral, tanto de la iglesia católica como de la protestante, está volcado hacia las comunidades, en procura de preservar los escasos valores que aun sobreviven y rescatar los valores que les eran propios a las familias, dominicanas.
Que nuestros hijos asistan, regularmente a las iglesias y participen de sus orientaciones, facilita que tomen al Cristo vivo, como modelo a seguir, si es así, aseguramos marcar distancia de la inmundicia que les asecha cada día.
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” (Proverbios 1:7) En principio aun dentro de múltiples debilidades, todo padre y madre, lleva consigo, aunque dormida, la semilla de la sensatez. Todos deseamos lo mejor para nuestros hijos, pero no sabemos, que es lo mejor y tampoco sabemos, cómo lograrlo.
Es labor del trabajador social, despertar esa sensatez dormida y marcar el norte a ser seguido, por las familias. “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de el” (Proverbios 22:6). Ahí está la clave para la protección, recuperación o creación de una familia sana y rica en valores. Bajo ese principio aseguramos el futuro de la familia dominicana.
Es posible que tengamos dos o quizás tres generaciones perdidas y de ahí muchos padres y madres desorientados(as), en su verdadero papel, al frente de la familia, es seguro que la causa radica en un cambio, que el progreso nos ha traído; pero nosotros seguimos aferrados a los viejos patrones, dando respuestas del pasado a un problema de hoy.
Hagamos un alto, reconozcamos e interpretemos el momento en que vivimos; revisemos nuestras fallas en la integración al momento vivido, reconozcamos nuestros errores, retomemos el rumbo y con la ayuda de Dios, la próxima generación de padres y madres será certera en la toma de sus decisiones, en cuanto a la familia.
Los padres, que necesitamos para el mañana, hemos de prepararlos, en el trayecto del día de hoy, tan temprano como en la niñez. La iglesia, como muralla defensiva de la familia está abierta a proporcionar la guía para una vida sana.
“Cuando la sabiduría entrare en tu corazón y la ciencia fuere grata a tu alma. (Proverbios 2:10) La discreción te guardará; te preservará la inteligencia. (Proverbios 2:11) Para librarte del mal camino de los hombres que hablan (hacen) perversidades. (Proverbios 10:12) Que dejan los caminos derechos para andar por sendas tenebrosas. (Proverbios 10:13) Que se alegran haciendo el mal, que se huelgan en las perversidades del vicio. (Proverbios 10:14) Cuyas veredas son torcidas y torcidos sus caminos.( Proverbios 10:15)”
El hombre y mujer formados bajo estos principios, ha de ser una negación total del que hoy nos atormenta, conduciéndonos, de escándalos en escándalos; arrastrándonos a lo simple.
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