24/09/2025
Notas al Vuelo

Mirarse por dentro: el arte de no dejarse caer

Vivimos en una época en la que todo pasa rápido. El tiempo corre entre clases, trabajo, redes sociales, compromisos y ese constante intento de “estar al día”. En medio de ese torbellino, muchas veces lo último que hacemos es detenernos a observarnos. A preguntarnos con honestidad: ¿cómo estoy realmente? El autoanálisis, esa capacidad de mirarse por dentro, se vuelve entonces un acto urgente y revolucionario.

La juventud suele ser vista como la etapa de mayor energía, sueños y posibilidades. Pero también es un periodo cargado de presiones: encajar, alcanzar metas, proyectar un futuro “exitoso”. El riesgo es que, entre tanta exigencia, olvidemos escucharnos. Y cuando no nos prestamos atención, es fácil caer en la trampa de sostener máscaras que pesan demasiado.

El autoanálisis no es criticarse sin piedad ni vivir cuestionándose cada paso. Se trata, más bien, de reconocer nuestras emociones, nuestras fortalezas y las áreas donde necesitamos apoyo. Es como detenerse frente a un espejo que no refleja la apariencia, sino lo que sentimos y pensamos. Preguntarse: ¿qué necesito hoy? ¿qué estoy dejando pasar por alto? ¿qué me está pesando más de la cuenta?

Cuidarse, en este sentido, no es un lujo. Es una responsabilidad con uno mismo. Significa dormir lo suficiente, comer de manera que tu cuerpo se sienta vivo, rodearse de gente que aporte y no que reste, y quizás lo más importante, darse permiso para descansar y equivocarse. La juventud, aunque parezca eterna, también se desgasta si no aprendemos a protegerla.

No dejarse caer no implica fingir fortaleza todo el tiempo. Al contrario, significa reconocer cuando algo no anda bien y tomar acción antes de que la carga sea insoportable. Hablar, pedir ayuda, buscar orientación. Todos necesitamos un cable a tierra en algún momento, y aceptarlo no nos hace menos fuertes: nos hace más humanos.

El autoanálisis nos abre la puerta a algo esencial: la autenticidad. Cuando sabes quién eres y lo que sientes, es más difícil perderse en las comparaciones o en los estándares irreales que inundan las redes sociales. Te das cuenta de que tu valor no depende de un “like” ni de cumplir con la idea que otros tienen de ti. Te valoras por lo que eres, no por lo que aparentas.

La juventud que se presta atención, que se cuida y que no se deja caer, construye un futuro más sólido. Porque no se trata solo de avanzar rápido, sino de avanzar con conciencia. De entender que el verdadero éxito no está en nunca tropezar, sino en saber levantarse con aprendizaje y con ganas renovadas.

Así que, si eres joven, haz de ti mismo tu prioridad. Dedica unos minutos cada día a escucharte, a preguntarte cómo estás, a reconocer tus avances y también tus límites. Haz del cuidado personal un hábito y del autoanálisis una brújula. Porque al final, el mayor acto de valentía es aprender a sostenerte antes de que la vida te empuje a soltarlo todo.

Artículo escrito por Maximo Jimenez

Periodista, crítico de cine. Ex presidente de la Asociación de Cronistas de Arte (2011-2013), autor del libro «La gran Aventura de la bachata urbana» (2018).

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