Maná es un clásico del Festival Presidente. Es una de esas agrupaciones que no necesita tener vigencia en la radio ni en el mercado para salir a escena y meterse en el bolsillo a cualquier artista en pleno apogeo.
Lo suyo es ir directo al corazón, matar el desgano y la pesadez. Respaldados por esa espectacularidad visual y conceptual que caracterizan sus conciertos, los abanderados del rock de México volvieron en grande para la tercera y última jornada del evento artístico más importante de República Dominicana, organizado por Cervecería Nacional Dominicana.
¿Los Beatles de América Latina? El símil no es descabellado. Estos cuatro músicos, liderados por su vocalista Fher –quien sufrió una aparatosa caída a mitad del show, cayendo desde la tarima al pozo tras una pisada en falso– saben mezclar sus canciones, hilvanando un cancionero portentoso que siempre les permitirá salir por la puerta grande.
«Oye mi amor» abrió esa puerta que les colocó frente a un público estimado en 50,000 almas, que asistieron al Estadio Olímpico el pasado domingo. «Déjame entrar», «Pies a cabeza» y «Lluvia al corazón» sellaron esa parte introductoria, recordando esos años cuando se abrían paso fuera de México, en países como este.
La banda, siempre impecable, con tantos años tocando juntos, no pierde oportunidad para que cada uno de sus integrantes pueda lucírsela. Fher sale a lo suyo: cantar esos bombazos clásicos de su carrera. Luego vinieron «Manda una señal» y su estupenda «Mariposa traicionera».
Todas sus canciones iban a tono con un diseño visual elegante y sin estridencias. Maná es eso, la elegancia en escena. Música para camaleones, para oídos exigentes y fanáticos que no se conforman con la simplicidad de estos tiempos. «Vivir sin aire», «Me vale», «Rayando el sol» y «En el muelle de San Blás» le dieron al público la oportunidad de ofrendarle con ovaciones ensordecedoras.
La última parte se reservó para canciones inolvidables. «Bendita tu luz», esa que el grupo grabó a dúo con Juan Luis Guerra, «Corazón espinado», «Clavado en un bar» y «Labios compartidos».
La aparatosa caída que sufrió Fher no impidió que este siguiera sin contratiempos sus interpretaciones, y como un veterano y buen profesional, siguió dando lo mejor. Terminó la parte oficial de su show y regresó al escenario para cantar otras canciones que fueron muy bien recibida por el público.
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