El musical de teatro, precedido de una película satisfactoriamente exitosa, protagonizada por un súper elenco comandado por Meryl Streep, como lo fue Mamma mía! (2008), dirigida por Phyllida Lloyd; santificado una década después con una segunda entrega, Here we go again, esta vez con Ol Parker en la dirección, con un argumento franqueado por un filón de éxitos interpretados por el célebre grupo Abba que causó furor en los 70, supone en teoría un triunfo de taquilla como lo sueña el productor en la faena.
Mamma mía! estrenó su recorrido por la escena nacional la noche del jueves, en una sala Máximo Avilés Blonda de Bellas Artes que al parecer resultará pequeña dado la espectacularidad de su montaje –que se puede apreciar desde el lobbie del auditorio que fue literalmente transformado– y la fuerte expectativa que el musical despierta en todos los segmentos de público. Es la nueva apuesta de José Llano, productor general, que delega en la veteranísima actriz María Castillo la dirección general, para quien en esta ocasión se pone a las órdenes un numeroso elenco en el que recae gran responsabilidad protagónica en Sofía Reyes y la casi irreconocible actriz puertorriqueña Denise Quiñones.
Un deseo de Llano, se puede concluir por lo que dice en su mensaje en el programa de mano, en el que probablemente prevalece más el prestigio que el aspecto comercial, montar esta desafiante –y hasta cierto punto, compleja– producción que reserva su momento a casi todos los actores y las actrices de primer orden. La historia es harta conocida, pero obliga recordar que la misma transcurre en una isla griega en la que Sophie Sheridan, una joven en los preparativos de su boda desea conocer a su padre, y en ese afán, invita a tres ex parejas de su madre, con la esperanza de identificarlo.
Pasado que trastoca el presente, lágrimas que estropean la alegría, amores y desamores, la juventud irrefrenable sorteando la madurez que se ahoga en la nostalgia… en fin, todo aquello que un día fue y ya no será. Y cuando el telón se levanta, con 20 minutos de retraso en la función de estreno, concluida la «Obertura» musical que funciona como prólogo, suena Honey, honey, el primer éxito que da el pistoletazo de salida a Sophie y sus amigas para narrar el principio de este vibrante rollo romántico. Es la revelación en escena de Carla Hernández y Carolina Jiménez de Simpson, integrantes del trío que lidera Sofía.
El peso protagónico de esta tres jóvenes actrices recae en Sofía, pero cada una logra lo suyo. A ella corresponde la siguiente canción, Gimme! Gimme! Gimme! que continúa con Money, Money, Money interpretada por Donna, escoltada por sus otras dos compañeras, Laura Leclerc y Laura Rivera, artista más conocida por su trabajo como cantante líder de Tribu del Sol. Y con esta tres sucede casi lo mismo que sus iguales juveniles, con roles asignado de acuerdo a sus posibilidades, que logran el mejor desempeño sobre todo en los momentos humorísticos, tan hilarantes como efectivos cuando cruzan la frontera para entrar al terreno dramático.
Antes de que entren a escena los protagónicos masculinos, entre Sophie, Donna y sus amigas se reservan los segmentos de Gracias por las canciones, Mamma Mía, Chiquitita, Dancing Queen y otros clásicos del célebre grupo sueco. El elenco se completa entonces con José Guillermo Cortínes, Luis José Germán y Máximo Martínez –el único artista que ha parido el rock dominicano, perdido hace tiempo ya en otros oficio– a quienes se suman Juan Luis Espinal, pareja de Sophie.
Es quizás José Guillermo el menos convincente de este cuarteto, aunque no por ello criticable su interpretación. En sus aguas el veterano Luis José y creíble –con sus años acumulados en estos menesteres interpretativo, cuando trabajó en Jesucristo Superestrella o La bella y la bestia– se manifiesta el polifacético artista que un día fue cantante líder de Tabutek, cuando superó su ciclo en New Page.
Mamma mía! demanda de un personal numeroso que para la versión dominicana también incluye la participación de Jhonatan Ortiz –saca partido a su acrobático baile, si es que recuerdo el título de la canción, en Qué va a decir tu mamá (Does your mother know), en el que participa Tanya–, Guille Martín, reservando papeles menores al ensamble que integran Gabriel Collado, Paloma Richiez, Jean Luis Burgos, Valeria Dávila, Tomás Méndez, Peter Abreu, Indira Acosta, Stanley Marie Cordero y cierra con un breve papel el veterano Pepe Sierra.
El musical redondea su puesta en escena con el efectivo trabajo en la dirección de María Castillo, que segurísimo aportó lo suyo para que el resultado final estuviera a la altura de otros montajes internacionales de la exitosa producción, sustentada en la música y las letras de Benny Andersson y Björn Ulvaeus, y la colaboración en algunas canciones de Stig Anderson. Decíamos que la sala Máximo Avilés Blonda limita el despliegue escenográfico, que logra imponerse con los diseños de David Minguez y Ángela Bernal; y no menos sincronizado y espectacular la dirección coreográfica de Pablo Pérez.
Un total de 25 canciones engrosan la estructura musical que extienden más allá de la media su duración. Puntualidad en el inicio y reducción del intermedio quizás podrían ayudar a enfrentar este elemento. En lo que respecta a todo lo demás: Mamma mía ¡qué musical!
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