24/11/2024
Opinión

La corrupción, un mal contagioso

Si algo han demostrado estos 15 meses de gobierno del presidente Luis Abinader y su gabinete es que pareciera que cuando se juramentó como mandatario tras el triunfo electoral, él tenía una intención de cómo gobernar este país y sus funcionarios, recién nombrados, tenían otra.

Los días han pasado y es más frecuente ver acciones que desdicen ese planteamiento del cambio que desde campaña pregonó el Partido Revolucionario Moderno (PRM), pese a que el Presidente se ha propuesto establecer precedente con relación a temas puntuales, entre ellos, la propia corrupción, que nos ha afectado por los siglos de los siglos.

Han dejado al líder del PRM solo, se ha escuchado decir una y otra vez, y es que entre escándalo y escándalo, todo apunta que los funcionarios actuales, no han entendido los cambios que ha experimentado la sociedad en reclamo de más transparencia y ética en la administración de la cosa pública.

El Ministerio Público ha estado trabajando a marcha acelerada y cuando todos piensan que sus esfuerzos se concentrarán en el pasado, el presente los persigue y sigue dando de qué hablar, basta con mirar los titulares recientes, donde dos de los funcionarios de este gobierno están bajo el escrutinio del público y de las autoridades encargadas de velar por el buen funcionamiento del Estado.

La ministra de la Juventud, Luz del Alba Jiménez, se robó los titulares de los medios hace pocos días y no por alguna acción a favor de los jóvenes.

Ante esta situación, ya se han escuchado voces pidiendo la cabeza de la joven funcionaria, que llegó al cargo bajo cuestionamientos de la anterior titular de la institución.

La Coalición Juvenil “Generación de Cambio”, pidió el pasado viernes al presidente Luis Abinader, la destitución de Luz del Alba Jiménez.

Y por el otro lado tenemos a Cecilio Rodríguez, exdirector del Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (Inabie), destituido luego que denunciaran irregularidades en procesos de licitación en la institución.

Mientras todo esto sucede, el Presidente mantiene firme su discurso que enarboló desde el primer día, aunque algunos de sus funcionarios no se dan por enterados: “Estamos trabajando para evitar corrupción en el Estado. Estamos buscando cada centavo con honestidad, con transparencia. Aquí lo que queremos es que el dinero que se paga en impuestos vaya realmente a satisfacer los problemas de la gente y no a los bolsillos de algunos. Esa es la diferencia que tenemos”.

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