La reciente crisis electoral en Venezuela ha puesto de manifiesto la delicada situación que enfrenta la democracia en la región. En este contexto, la figura de Leonel Fernández, expresidente de la República Dominicana, ha resurgido como un faro de compromiso y valentía. Durante la noche de las elecciones, Fernández se encontraba en el país vecino, donde, en un claro acto de desafío y responsabilidad, exigió que el oficialismo mostrara las actas de votación. No es sólo un gesto simbólico, sino una declaración de principios que reafirma su defensa de la democracia venezolana frente a un régimen cuestionado.
El diálogo entre Fernández y el presidente brasileño, Lula da Silva, es revelador. Mientras el oficialismo proclamaba un triunfo con cifras que desbordaban la credibilidad, Fernández no se acobardó. Al contrario, se posicionó firmemente en favor de la transparencia y la rendición de cuentas, pidiendo que se presentaran las actas. Este acto no sólo resalta su valor personal, sino que también lo posiciona como un interlocutor válido ante la Unión Europea, que observa con atención la evolución de esta crisis post-electoral. Si Fernández hubiese optado por un alineamiento con el oficialismo, su relevancia y credibilidad habrían desaparecido en el limbo de la complicidad.
La respuesta de Lula, quien inmediatamente respaldó la demanda de Fernández, es un claro indicativo de que la presión internacional puede ser un elemento clave en la lucha por la democracia en Venezuela. La negativa del régimen de Maduro a presentar las actas no hace más que incrementar las dudas sobre la legitimidad de su gobierno. La verdad acerca de lo ocurrido en las elecciones siempre encuentra la forma de salir a la luz, como un colchón que inevitablemente flota.
Por otro lado, es pertinente reflexionar sobre la actuación del presidente dominicano, Luis Abinader, quien, en sus recientes declaraciones, pareció más un candidato en busca de reelección que un estadista comprometido con la verdad. En un entorno donde la información y los argumentos sólidos son esenciales, su discurso no sólo generó confusión, sino que también lo dejó expuesto ante la oposición y la ciudadanía. Si su intención es realmente evitar la reforma constitucional para beneficio personal, debería actuar en consecuencia y dejar de lado la retórica que suena a búsqueda de un contrincante electoral.
La figura de Leonel Fernández emerge como un baluarte en la defensa de la democracia no solo en su país, sino en toda la región. Su compromiso con la verdad y la transparencia en Venezuela nos recuerda que la lucha por la democracia es un esfuerzo que trasciende fronteras. En tiempos de incertidumbre, es fundamental que los líderes se alineen con la verdad y la justicia, no solo por el bien de su nación, sino también por el futuro de toda una región que anhela vivir en libertad.
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