En Siria, Oriente Medio se libra lo que se podría llamar la guerra del fin del mundo.
Milicianos y soldados de varios países luchan por asumir el control de esa nación cuyo gobierno de origen árabe alawita tiene el control familiar del mismo desde 1970.
29 años duró en la presidencia dictatorial Haffez el Assad antes de cederle a su hijo Bachar la herencia en el año 2000.
Bachar El Assad como buen hijo de dictador salió peor que el padre, sus crímenes de guerra en Siria en algún momento lo llevarán al sillón del Tribunal Penal Internacional si no es que termina como su ex amigo Muhamar El Gadafi.
Assad desde el 2011 está librando una guerra de sobrevivencia a partir de la primavera árabe que ha llevado a ese país a la catástrofe total de tal manera que millones de sirios andan vagando por el mundo mientras ejércitos de todo el mundo luchar en su territorio.
Tenemos pues que Estados Unidos, Francia, Inglaterra y media docena de países árabes bombardean un grupo que denominado Estado Islámico está formado por bandas de criminales de la fe.
A estos se agregan las milicias kurdas sirias, los Hizbulla del Líbano, el ejército Turco, y finalmente los Rusos que han ido a la salvador de su dictador querido Bachar El Assad.
Este conflicto interminable, me recuerda otro parecido que se libró en la República Democrática del Congo a partir del 1997 cuando Lauren Desiré Kabila tomó el poder en esa sufrida nación africana, luego de derrocar al no menos asesino socio de Assad, Mobutu Sese Seko.
En Zaire, hoy República Democrática del Congo, confluyeron para esa época ejércitos de 8 naciones africanas e infinidad de bandas armadas cada cual buscando defender intereses de grupos económicos, políticos o religiosos.
Con sólo contar a Namibia, Chad, Zimbabue, Angola, Sudan, Uganda, Burundi, Ruanda, etnias como los Tutsis, Hutus, Mai Mai e infinidad de tribus y clanes armados, se puede decir que ese país y sus pobladores han sufrido producto de las guerras más que cualquiera del mundo.
Las grandes potencias coloniales antes como ahora solo sacan provecho político y económico de estas guerras que desangran a los pueblos pobres, donde sólo apoyan o derriban dictadores sanguinarios que como en Siria gobiernan sólo para bienestar personal o familiar.
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