Un día, el senador por Santiago, Julio César Valentín, quedó en shock mientras navegaba placenteramente por las redes sociales y se topó con el fortalecido perfil del salsero Sexappeal, quien muestra un cuerpo irreconocible en estos tiempos.
El viejo Sexappeal (lo de viejo es de cariño) va poco a poco consiguiendo las medidas fisiculturistas de un Arnold Schwazernegger en sus mejores tiempos, y cuando Julio César vio aquello ni siquiera pudo pronunciar palabra.
Eso cuentan, en los corredores de la política cibaeña. Pero lejos de alcanzar las envidiables medidas del salsero, ni por asomo, el carismático senador de Santiago se ha tomado un poco más en serio sus jornadas en el gimnasio.
Al ritmo de un candente reggaetón o una de las vibrantes canciones de Vakeró, el senador arranca cada día –cada vez que su desafiante agenda se lo permite– con una rutina que empiece a surtir buenos efectos (físicos) en su ya moldeado cuerpo.
Nada de aspirar a llegar a ser un cuerpo hoy, ni mucho menos. Lejos de alcanzar las medidas del viejo Sexappeal, Julio César Valentín está concentrado en ponerse roca, sin que eso vaya en detrimento de su oficio, pero sí que mejore su capacidad de resistencia cuando ya se avecinan las caravanas de los caminantes por la vida política dominicana.
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