Periodismo ético en la era de la sobrecarga informativa. El título de la conferencia que vino a impartir al país el periodista y catedrático español Juan Tomás Frutos anticipaba un encuentro para teorizar sobre las apuestas en el futuro de una profesión en crisis desde el advenimiento de la virtualidad, las redes sociales, los servicios streaming y, lo último en sumarse a la lista, inteligencia artificial.
Todo eso descontando la creencia de quienes ejercen la profesión, el factor humano, en su mayoría escribiendo o hablando frente al micrófono en una era en que cada quien se cree un especialista enciclopédico. Don Tomás, invitado por la Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos, vino al país para reflexionar con sus iguales en un salón de un hotel de Santo Domingo, con una presentación bien nutrida que le faltó tiempo para teorizarla en su totalidad.
El veterano periodista pone por delante la ética en el ejercicio, ante la saturación informativa que recibe el público por todas las vías. «Ante el gran desafío de un informativo de televisión, por ejemplo, que trata de ingeniárselas para lograr la atención y cada día vencer a la competencia en los ratings, debemos apelar a la ética para decidir si el contenido es el idóneo, en todo su contexto, porque vivimos una época en que el morbo, la violencia, la pieza cruda, es lo que más interesa».
Y lo primero que aborda son las claves conceptuales de la comunicación, «no dejemos que las verdades absolutas, difíciles de hallar, si se encuentran en alguna parte, nos hagan confabularnos con un destino hostil e inquieto». Con el tono del catedrático que conversa con el alumno, advierte que como periodistas «no caigamos en las garras de ese porvenir que nos divide. La comunicación es todo lo contrario. Nos hemos de convencer de que los flujos de ideas, de atenciones, de intereses, de cuestiones novedosas o interesantes, de lo que nos conviene y de lo que no… han de servir a los fines de todos y cada uno de los que intervienen en el proceso comunicativo».
El periodista, con experiencia en TV Española (RTV) y doctor en comunicación y pedagogía, puso el dedo sobre la llaga cuando criticó que «ahora nos hemos metido en cosas opinativas», enfrentando ese mal que está tan latente a través de las redes sociales, los medios digitales y las plataformas streaming. «Es muy lamentable», reflexionó tristemente, «los periodistas creemos que sabemos de todo. Comunicación es, igualmente, escuchar. Entender lo que siente y padece el otro. Las verdades no son ni tajantes ni eternas. Cada cual tiene la suya».
Cuando un periodista o comunicador –sentenció el Frutos– sale a la calle en su labor cotidiana para cubrir un suceso, entrevistas, investigar, debe tener presente que «la comunicación tiene que ver con la empatía, con ese ponernos en el lugar del otro, con el entendimiento de sus circunstancias, de lo que piensa, de lo que ha padecido, abordando las cuestiones y los eventos que nos rodean desde su perspectiva, y no únicamente la nuestra».
Los términos «contexto», «voluntad», «cercanía» y «sentimientos» resaltaron a lo largo de su disertación. En primer plano, aseguró, «sin el contexto, amigos míos, no hay comunicación». El profesor señaló que ésta se entiende en función de los condicionantes internos, externos, superficiales, íntimos, conocidos o no, y que con relación a la voluntad, «en cualquiera de sus gamas, también sustenta la buena comunicación. Si la hay, se producirá, de lo contrario confiaremos excepcionalmente en el azar».
Los estilos comunicativos
Cuando entró en calor, en términos de la charla con un auditorio ocupado en su totalidad por periodistas y comunicadores del país, Juan Tomás Frutos se adentró en el terreno de los efectos, la conducta verbal y no verbal cuando en el ejercicio no se es asertivo, agresivo o asertivo.
«Me entusiasma sobremanera mi trabajo como catedrático», comentó Juan Tomás. «Impartir clases diario en la universidad me obliga a reciclarme para poder enfrentar a jóvenes estudiantes muy exigentes. Me retan a actualizarme, a estar informado». En ese momento repasó los principios éticos que considera fundamentales y que rigen la profesión periodística, nombró la veracidad y exactitud, la objetividad e imparcialidad, la independencia, la responsabilidad, tratar de evitar el sensacionalismo, la transparencia y el servicio público.
Periodista con muchos años de ejercicio, que teoriza a partir de la experiencia que se gana en el terreno, echó manos a datos recientes publicados por el Instituto Reuters que muestran que Estados Unidos tiene una de las tasas de evasión de noticias más altas del mundo: «alrededor de cuatro de cada 10 estadounidenses a veces o con frecuencia evitan el contacto con las noticias, una tasa más alta que al menos otros 30 países».
Es por ello que entiende que «el periodista debe ser una buena persona», con tendencia a contribuir, a ayudar a la gente, informar, entretener, abordar los temas desde una perspectiva positiva. Periodismo constructivo, le llamó. «Hay una forma de comunicar noticias, incluidas las muy malas, que nos deja mejor como resultado», dijo muy serio. «Una manera de despertar la ira y la acción. Empatía junto a la dignidad. Esperanza junto al miedo. Hay otra forma, y no conduce a la bancarrota ni a la fanfarronería. Pero en este momento, estos ejemplos que he enumerado siguen siendo demasiado raros».
En tiempos del auge de la inteligencia artificial, aseguró que esto depende de nosotros. «Es posible: mayor eficiencia, más rapidez, mejor contexto, verificación idónea», pero al mismo tiempo advirtió: «Atentos, uso, no abuso… por favor».
Autor de más de 50 libros
Juan Tomás Frutos, nacido el 17 de septiembre de 1965 en Beniaján, Murcia, es un reconocido periodista y escritor español. Inició su carrera periodística en 1984 y ha trabajado en varios medios de comunicación, destacándose en RTVE, donde fue corresponsal en Cartagena y jefe de Programas e Informativos en TVE Murcia.
Es profesor en la Universidad de Murcia, posee un doctorado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y cuenta con varios másteres en producción de radio y televisión, comunicación audiovisual y publicidad. Además, ha ocupado importantes roles en el ámbito periodístico, como decano del Colegio de Periodistas de la Región de Murcia y presidente de la Asociación de la Prensa de Murcia. Es autor de más de 50 libros, como Sensaciones mediáticas y tiene el Escudo de Oro de la Unión de Escritores de España.
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