09/03/2025
Crónica Política

Independientes: nuevo horizonte democracia dominicana

La reciente sentencia del Tribunal Constitucional (TC) de la República Dominicana que oficializa las candidaturas independientes no es solo un dictamen legal, sino un verdadero parteaguas en la historia política del país. Es, sin duda, el golpe final a una partidocracia que por décadas ha monopolizado el poder, el triunfo de la institucionalidad y el nacimiento de una nueva política ciudadana.

El camino de los independientes no ha sido fácil. Han enfrentado burlas, descalificaciones y obstáculos diseñados para perpetuar el control de los partidos tradicionales. Sin embargo, han logrado importantes victorias, siendo la primera y más emblemática la sentencia del TC en diciembre de 2024. La negativa inicial a la inscripción de una candidatura independiente, como la de Alberto Fiallo, lejos de ser un revés, ha resultado ser el primer gran hito de este movimiento, evidenciando el empoderamiento ciudadano y la urgencia de nuevas reglas de juego.

El segundo gran avance ha sido la reciente invitación del pleno de la Junta Central Electoral a los representantes de las candidaturas independientes para participar en un diálogo abierto sobre su papel en las elecciones de 2028. Esta convocatoria, transmitida en vivo, representa un reconocimiento institucional y un paso hacia la inclusión de estas fuerzas emergentes en el debate democrático.

Los independientes no son una amenaza al sistema, como quieren hacer creer sus detractores. No son agentes desestabilizadores ni infiltrados de los partidos. Son, por el contrario, la última esperanza de un sistema que ha entrado en una crisis terminal. Según una encuesta de la empresa Merca Data, el porcentaje de indecisos en las próximas elecciones es igual o superior al del candidato con mayor preferencia (David Collado, con un 21%). Este dato no es menor: refleja una ciudadanía desencantada, que busca nuevas opciones para participar en la vida política.

Las candidaturas independientes pueden ser el oxígeno que necesita una democracia que hoy agoniza. Son la válvula de escape de un sistema partidista que se ha convertido en una maquinaria de intereses corporativos, donde las bases han sido abandonadas y la representación popular ha sido traicionada.

El economista y presidente de la nueva organización política Camino Nuevo ha denominado este fenómeno como «el club de los desesperanzados»: una creciente masa de ciudadanos frustrados por los abusos y atropellos de los partidos tradicionales. Un pueblo que ha luchado contra dictaduras y ha sobrevivido a guerras civiles con la esperanza de lograr la institucionalidad que le ha sido negada una y otra vez.

Las candidaturas independientes representan la última oportunidad para alcanzar el desarrollo y la prosperidad que se le han negado al país. Sin embargo, este fenómeno no puede ser ignorado ni visto con pasividad. Es el momento de que el pueblo dominicano abrace esta alternativa y entienda que el cambio no vendrá de quienes han construido el problema, sino de quienes se atreven a desafiar el statu quo.

La democracia no muere con el fin de la partidocracia; por el contrario, renace con el empoderamiento ciudadano.

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