21/02/2025
Arte & Cultura

Hay que bailar más en el aula

Por Lessing Abdías Pérez

Mientras realizaba mi tesis sobre el uso del teatro y el drama en la educación, me encontré con dos cosas que llamaron mi atención. La primera fue una cita de Gavin Bolton, uno de los pioneros en el uso del drama y teatro como medios educativos. «El drama tiene mucho que ver con la pedagogía porque es un arte».

Lo segundo fue una pequeña realidad de las artes y su rol en la educación dominicana. Al ser cuestionados sobre el uso del drama y teatro específicamente, prácticamente ninguno de los maestros encuestados (todos maestros de lengua española) tenía alguna idea de estos. En ese mismo tenor, durante conversaciones con mis colegas profesores de diversas áreas, la total falta de conocimiento de -y a veces interés por- las áreas artísticas es palpable. Ojo, que no les culpo de esto, es un síntoma de un mal mayor en la sociedad dominicana que espero explorar más a fondo en otra oportunidad. 

El futuro de la educación dominicana no pinta una buena imagen. Pero todo esto abre preguntas importantes. ¿Cuál es la intersección entre el arte y la educación? ¿Puede la inclusión de técnicas y actos artísticos en las aulas verdaderamente dar frutos positivos? Y más importante, ante esta total ignorancia de cómo las artes podrían apoyar la educación, ¿qué podemos hacer? Estas son preguntas sobre las que espero reflexionar, aunque sea un poco dentro de este artículo.

Es importante considerar que realizar un acto artístico y consumir arte son actividades fundamentalmente diferentes. Ambas son relevantes para el aprendizaje y permiten la digestión de información -y por tanto creación de conocimientos- de formas diferentes. El consumo de arte es un proceso pasivo. requiere que el sujeto se mantenga quieto, escuche, y observe lo que la pieza –sea esta una pintura, película, libro, u obra teatral– tiene para decirle. Es también totalmente subjetivo, ya que cada pieza conecta con alguien diferente, de forma diferente. Consumir y analizar arte puede ser una actividad constructiva en la que nos encontramos con nuevas realidades humanas y sociales. 

Llamo acto artístico a todo lo relacionado a la producción del arte. Sea cantar, bailar, pintar, escribir, fotografiar o cortar y pegar. Es aquí donde comienza el debate de qué es el arte y cómo se produce. ¿Es una creación? ¿O una expresión? ¿Es el arte el proceso en sí? ¿O el resultado de este? Todas estas son preguntas increíblemente interesantes, merecedoras de un ensayo en su propio mérito, pero las respuestas a las que arribemos seran totalmente determinadas por nuestro concepto de arte. A pesar de esto, hay un elemento que no puede ser debatido, y es la naturaleza transformativa del acto artístico.

Todo acto artístico comienza con algo interno, sea una emoción, una idea, una reflexión, o un instinto. Esta materia prima debe ser externada, materializada, y por tanto, transformada. Una historia no puede ser arte hasta ser contada, una pintura que existe solo en la imaginación no es arte. El acto artístico necesita nuestra participación activa. A través de estos actos, cualquiera puede tomar una idea, y transformarla en algo propio, idiosincrático, ya que son sus manos, sus movimientos, sus palabras, que le dan nueva vida.

Podemos comparar esto con el aprendizaje. El estudiante ve, siente, recibe un estímulo. Luego, lo procesa, conectándolo a sus conocimientos existentes y transformándolo en algo comprensible para sí, y finalmente, lo materializa como un cambio en su comportamiento.

Con todo esto en cuenta, es fácil ver la verdad en las palabras de Bolton. Ciertamente, el drama tiene que ver con la educación precisamente porque es arte. El arte es aprendizaje, y el aprendizaje es arte. Son acciones fundamentalmente humanas, y sus principios –la experiencia y el entendimiento de esta– son uno y el mismo.

Esto nos dice que no solo es importante enseñar arte, sino, que es necesario usar el arte para enseñar. Que materias como las ciencias naturales, sociales y matemáticas pueden verse beneficiadas por la integración del acto artístico con tal de crear aprendizaje significativo. 

En la República Dominicana, la mayoría de profesores desconocen el uso de las artes en el aula. De hecho, algunos consideran que debe quedarse fuera del aula, ignorando las relaciones innegables que existen entre la educación y el arte. Esto perjudica el proceso educativo. Los maestros no saben usar los medios artísticos para nutrir el proceso de enseñanza-aprendizaje, y sus alumnos sufren por esto.

Existen programas de integración cultural en las escuelas, como son el bachillerato en artes y la materia de educación artística, pero ninguno de estos atiende al rol del acto artístico en las materias no-artísticas como las ciencias naturales, matemáticas, sociales, etc.

Entonces, ¿qué podemos hacer? Si queremos una educación holística, dinámica, crítica, y que prepare a nuestros jóvenes no solo como ciudadanos, sino como seres humanos, es necesario formar profesores completos que vean y exploten las relaciones existentes entre los procesos de aprendizaje y los diversos medios artísticos a los que sus alumnos son expuestos. A nivel institucional, es necesario abrir las puertas tanto a la posibilidad de la integración de las artes en los procesos pedagógicos, como a la preparación continua de los profesores en el uso de estos medios. 

En conclusión, hay que bailar más en las aulas.

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