Para Flor Marie la música es un regalo que recibió desdepequeña, un don del que ha aprendido mucho y a través del cual ella ha podido tocar muchos corazones.
Aunque soñó con formar parte de las grandes orquestas femeninas del país y convertirse en una figura popular, su madre Elsa María Castillo, le hizo ver la realidad de un mundo, para el que no estaba lista, puesto que apenas era una adolescente con muchas inquietudes y deseo de triunfar.
«La música es el lenguaje universal. Puedo coger un fusil y ponerme en cualquier puesto, ahora no todo mundo puede venir a ocupar el lugar de cantar y bailar en una tarima como lo hago yo humildemente», cuenta en conversación con La Crónica esta hermosa mujer rubia de ojos verdes cuyo compromiso con el país y su amor y pasión lo ha logrado fusionar en el servicio desde una de la instituciones militares de nuestro país como la Armada Dominicana.
«Son dones que Dios le da y hay que darle el buen uso y aprovecharlo y sentirse orgulloso de que a través de nuestro don cantamos, bailamos y ejecutamos un instrumento», comenta con esa alegría que desborda por la piel y agrega, «y es que fíjate, podemos causar alegría a todo aquel que está deprimido con pensamiento depresivo y negativo. Usted le canta una canción y eso hace que se olvide de lo negativo y quiera lo positivo».
Flor Marie es actualmente la directora de bandas de música de la Armada, misión que se la toma muy en serio y desde donde trata de aportar su granito de arena.
Es además esposa, madre y ciudadana comprometida con que nuestro país sea cada vez mejor. Su pasión por el arte lo comparte con su hija Cinthia Montero, quien ya incluso, ha recibido premios nacionales e internacionales por sus composiciones e interpretaciones. En marzo pasado, ganó con Mujer bonita el Premio Soberano por el Merengue del año, de su autoría, interpretado por Rafely Rosario.
¿Quienes fue tu inspiración para inclinarte por la música?
Con eso se nace, mi mamá que falleció hace 28 años, Elsa María Castillo, me decía que yo le hice pasar vergüenza los domingos en la iglesia, cuando comenzaban a cantar yo me iba a donde el padre y le movía la sotana para que él bailara, eso era yo apena con 2 años.
Cuando tenía cuatro años mis padres se divorciaron y tuvimos que emigrar a Villa Tapia, donde mi madre nació en la casa materna. Fue un cambio muy brusco, mi madre siguió adelante, poco preparada pero con una visión grande. A los 8 años quería participar en un concurso «Futuras estrellas» allá y mi madre que sabía que yo tenía condiciones para ser artista me llevó y no me aceptaron porque era menor de edad, pero el síndico de ese momento apellido Pacheco, le dijo que quería que yo cantara como una invitada especial.
En este concurso ganó Aramis Camilo el segundo lugar, yo fui de invitada y me robé el show. Tenía dones para bailar, cantar y demás. Josefina Miniño estaba dentro del jurado y le dijo a mi madre que quería instruirse porque yo podía llegar lejos.
No llegaron a un acuerdo. Debo decir que mi madre entonaba muy bien, ella fue parte del coro de la iglesia. En Villa Tapia, Salcedo me catalogaron como la niña prodigio porque hacía de todo un poco y todo el mundo me buscaba hasta para hacer jingle.
Su paso a la milicia ¿cómo llega?
Mi tío, cuando cumplo la mayoría de edad, me llevó a la Fuerza Aérea como asimilada. Esas orquestas trabajan mucho el año entero. Me tocó trabajar junto a Wilfrido Vargas, ya MiriaM Cruz se había ido, él andaba buscando una cantante con ese perfil.
Audicionó, a él le gustó pero a mi mamá no le gustó el ambiente, a mi madre con esos valores y criterios. Ahora que soy madre, entiendo todo. No aceptamos el trabajo. Ingresé a la universidad, dejé la Fuerza Aérea y es cuando entro a la Armada Dominicana. Todos los domingos la orquesta está ahí y fui. El que estaba como director me dijo quieres subir a cantar, y canté La loba, un tema de Miriam Cruz y él me propuso entrar a la orquesta.
En los grupos populares compartió con grandes artistas y músicos ¿Cómo fue ese proceso?
Había audicionado para la Merengue Bar del Hotel Jaragua que dirigía Yanina Rosado, la actual directora musical de Juan Luis Guerra. Llegar ahí era como llegar a Hollywood.
Cuando estoy en la tarima audicionando, el dueño, un músico americano trombonista, cuando iba por mitad de la audición mandó a parar la banda y me dijo que me podía quedar desde ese mismo día. Esa orquesta fue mi escuela, donde conocí a muchas otras grandes voces, y lo que hice fue copiar las cosas buenas de las demás.
Le decía necesito que me des un entrenamiento de baile, de las manos y las piernas. Era un grupo de los mejores músicos, Rhoden Santos, José Flete, Luisín del Rosario. Decía que la única mala de este grupo era yo, porque no tenía la experiencia de esas otras chicas y de esos músicos.
¿Que sintió cuando su madre le dijo en varios momentos que no iba a entrar a esta orquesta?
Quería estar en la fiebre de esas muchachas, que era un boom, pero aparte de eso no sabía por la ingenuidad, no me imaginaba de lo que mi mamá me estaba librando. Cualquiera pensaría que me estaba cerrando puertas, pero me evitó en muchas cosas, por la misma inmadurez, a veces, los jóvenes caen en propuestas que luego traen mucho lamento.
Hoy me digo, no soy una Milly Quezada, una Miriam Cruz, que somos contemporánea, trabajé con ella cuando Eunises se daba la quimio yo la cubría, pero lo más importante es dejar un camino limpio a mi hija. Ella me dice siempre: ‘Mamá en el medio desde que yo digo soy la hija de Flor Marie, me distinguen y me respetan’.
Cuando ve a su hija abrirse paso en una carrera tan demandante ¿Qué siente?
Mi hija Cinthia Montero, escompositora, ganadora del Merengue del año, y ganadora de la composición de la canción oficial del Premio Mujeres que Inspiran y muchas otras distinciones. Me siento muy orgullosa cuando veo eso, yo digo Dios tu me diste ese don, no fui lo que a lo mejor yo habría querido, pero mi carrera ha servido para ejemplo y guía de mi hija.
¿Qué le dice a una mujer que se siente sin fuerzas para seguir luchando por sus sueños?
Los sueños se pueden realizar, a mí se me cerraron algunas puertas, pero siempre digo que no estaban para mí. Exponer mi talento dentro de las Fuerzas Armadas eso no tiene precio. Siempre he tenido claro que uno tiene que ser inspiración para quienes le rodean. Fui la directora de la Dirección de Género de la ARD, y desde allí trabajamos para que se le diera oportunidades a la mujer en esta institución tanto en posiciones como a nivel económico.
Le digo a las mujeres que aunque se caigan mil veces no se queden abajo, hay opciones, Dios te va a presentar esas opciones, hay que tener claro esa visión. Sigue adelante, sé siempre un parámetro para los que te siguen.
Su compromiso en la Armada
«Ese sello de calidad de nuestra banda de música lo hemos reforzado, en su renovación, organización y más calidad. Un personal operativo con mucha actitud y deseo de que las cosas salgan bien 100 por 100, y eso se debe al apoyo del alto mando en cabeza del comandante general». La capitán de fragata Hernández Castillo es la primera mujer que está a cargo de esa Dirección en la ARD y lo atribuye a la dedicación, empeño y amor con lo que ha hecho su trabajo.
Ingresó a la institución hace más de 30 años como marinera y cantante de la orquesta, marcando un antes y un después.
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