En una época en que las redes del crimen organizado transnacional amenazan la estabilidad de nuestras instituciones, el reciente decomiso de 3,004 paquetes de marihuana en el puerto de Haina Oriental representa mucho más que una exitosa operación antidrogas: es un testimonio del compromiso firme y estratégico del vicealmirante José M. Cabrera Ulloa al frente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD).
Bajo su liderazgo, la dirección antinarcótica ha mostrado una transformación evidente en su capacidad operativa y en la articulación efectiva con otras agencias del Estado. La acción, realizada en coordinación con la Dirección General de Aduanas (DGA), organismos de inteligencia y la Administración del Puerto, con la supervisión del Ministerio Público, confirma que cuando las instituciones trabajan de manera cohesionada, los resultados son contundentes.
No es un hecho aislado. Cabrera Ulloa ha sido consistente en su enfoque de modernizar los métodos de interdicción, promover la cooperación internacional y aplicar tecnología en los procesos de inspección. El vicealmirante ha entendido que el narcotráfico no es solo un fenómeno delictivo, sino un enemigo directo del desarrollo nacional, capaz de infiltrar estructuras públicas, socavar la seguridad ciudadana y manchar la reputación del país.
Este operativo en Haina Oriental, uno de los principales puntos logísticos del comercio marítimo en el país, evidencia una vulnerabilidad que por años ha sido explotada por el narcotráfico. Sin embargo, también demuestra que, con voluntad política, liderazgo firme y coordinación interinstitucional, es posible cerrar las brechas por donde se cuelan estos flagelos.
La ciudadanía, cansada de impunidad, exige resultados visibles. En ese contexto, la gestión de Cabrera Ulloa merece reconocimiento no solo por lo incautado, sino por el mensaje que envía: en la República Dominicana hay autoridades dispuestas a enfrentar el narcotráfico sin titubeos, con transparencia y valentía. El desafío es considerable, y cada golpe al crimen organizado representa también un reto renovado: el de sostener el impulso, proteger a los agentes que combaten en primera línea, y garantizar que la justicia actúe con igual contundencia. La lucha contra las drogas es constante, y requiere del respaldo firme del Estado y la sociedad.
Mientras otros se inmovilizan, con indiferencia ante estos males, la DNCD actúa. Y bajo la dirección del vicealmirante Cabrera Ulloa, ese accionar tiene hoy más fuerza, legitimidad y resultados que nunca.
Comentarios