Es aleccionador cuando uno observa y es testigo de la caída en desgracia de un «hijo de papi» prepotente que penetró en la política del patio buscando un sitial de posición electiva. Se adhirió a una parcela política en la que logró ser funcionario público para luego saltar de bando y recostarse a una nueva alternativa partidista con más posibilidades de triunfo que le pudiese garantizar permanecer activo en el funcionariado del Estado.
Allí, a la par de sus negocios privados, logró por sus maniobras y promesas de arreglar el caos vehicular en el país, un nombramiento por el presidente actual para dirigir el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), pero se quemó en la prueba y se benefició, según el ministerio público, de una licitación multimillonaria poco diáfana.
Una licitación de RD$1,317 millones de pesos para instalar la red semafórica del Gran Santo Domingo, que fue adjudicada durante la gestión de Beras a la empresa Transcore Latam, propiedad de otro gánster conocido por sus oscuros negocios de años basados en espionaje, Jochi Gómez, hijo de José Guillermo Gómez, otrora mañoso personaje político de antaño. De tal palo tal astilla.
Ese escándalo corrupto del Intrant se dio a conocer gracias a un trabajo de investigación periodística de Alicia Ortega, e inmediatamente, el encargado de la Dirección de Compras y Contrataciones, Carlos Pimentel, contó en rueda de prensa las irregularidades alarmantes de dicha licitación y sus advertencias a Hugo Beras. En ese momento, Beras, decidió apartarse del cargo y obligó al Presidente Abinader a nombrar otra persona como sustituto en el Intrant.
La investigación sobre esa oscura licitación por parte del Ministerio Público ya iniciaba su curso. Beras, quien realmente se dio a conocer contando pésimos chistes en el programa de su tío, el aclamado e inolvidable productor y presentador de televisión, Freddy Beras Goico, cavó su propia tumba política, no sin antes, ir a un programa de radio bajo el paraguas de la empresa RCC Media y cuando ya sabía que lo iban a detener, fue a soltar algunas lágrimas de cocodrilo para vociferar su inocencia por los micrófonos del programa «El sol de la mañana».
En ese sentido, tanto Jochi Gómez como Hugo Beras, y otro más, fueron detenidos bajo medida de coerción. Fue notoria su intención de beneficiarse (se beneficiaron) de miles de millones de pesos bajo ese contrato. Duraron poco encarcelados. Cada uno busco prominentes y fogosos litigantes a precio de oro, para crear argucias y que lograran sacarlos de allí. Los jueces de la segunda sala penal de la corte de apelación variaron sus medidas de encarcelamiento, pagaron fianza y están «libres».
Al otro día, el patético Hugo Beras fue a su programa de radio y habló como si nada hubiese ocurrido. De aspecto más demacrado y delgado, se mofó juntos a sus contertulios de su paso por la cárcel y dijo textualmente en una clarísima falta de vergüenza y desfachatez «si hubiese sabido habría pedido pasar una temporada allí para rebajar unas libras». Risas y más risas en esa cabina radial complaciente…
En este caso del Intrant, lleno de violaciones administrativas, tráfico de influencias, corrupción, falsificación de documentos, lavado de activos y un largo etcétera, se suma a tantos otros casos de corrupción en el que la justicia aún brilla por su ausencia.
Todo lo sucedido con este caso y otros, es un claro ejemplo del enriquecimiento de muchos cuando llegan a una cierta posición política. Y de aquellos amigos o socios de esos políticos que también guisan con el erario público.
Hugo Beras, no es ejemplo de nada para la juventud ni siquiera para su propia familia. ¿Cómo hubiese actuado o qué habría dicho Freddy Beras, quien siempre ensalzaba la moral y criticaba a todo político corrupto?
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