Todo es un proceso. Poco a poco. Primero lo primero y luego viene lo inesperado. No importa qué tan inesperado sea, si es bueno, eso sí. Sabrina Gómez es su nombre, venga, que si el asunto trasciende a Hollywood habría que buscarle la vuelta, aunque los latinos ahora estemos tan, pero tan de moda por esos predios del celuloide mundial.
Ella, tan ella, ahora estará encerrada en un ascensor, esa idea cinematográfica del querido Alfonso Rodríguez que está lista para aterrizar en los cines el 13 de febrero. El nombre no podía ser más idóneo: Locas y atrapadas. Tampoco nos mal interpreten, que no es la intención.
Es una comedia, también idónea, muy a la medida para sus protagonistas. Que conste que no la hemos visto, pero conociendo la filmografía del talentoso realizador criollo, pues apostemos a que sí. El beneficio de la duda le llaman los gringos a eso.
Y ahí tendremos a esta chicuela en un rol protagónico en la pantalla grandota. Ella no lo necesita, Sabrina Gómez es todo ella, con su look medio de una cosa y medio de otra (usted tiene imaginación, tampoco podemos decírselo todo). Porque Sabrina es una de esas mujeres que uno, aunque sea por «maldad» quisiera ver en Hollywood. Interpretando algo así como una Chica Bond, no Almodóvar, eso ya está tan out. Uno nunca sabe. Así que ya lo escribimos, por si acaso.
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