Sería oportuno para este gobierno que escuchara a todo aquel que le sugiere la eliminación de ciertos ministerios y comisiones que no contribuyen en nada y sólo significan un alto costo para un gobierno que siempre tiene que pedir préstamos para poder cubrir el presupuesto de cada año. Ahora con la justificación de que «el pueblo se rebeló contra la reforma fiscal». Inicia un nuevo año para que el gobierno del «cambio» continúe con la eliminación de ministerios y comisiones que no dan resultados y sí muchos gastos. Nada mejor que esas acciones de eliminación para obtener millones de pesos sin tener que tomar más y más préstamos como está sucediendo en un gobierno que contrala todos los poderes del Estado.
Existen ministerios inservibles donde los empleados solo acuden a sentarse, navegar por internet y esperar a las tres de la tarde para regresar a sus casas. Por cierta un ejemplo, ¿resuelve algo Inespre, Idecoop, ministerio de Juventud y de la Mujer?, ¿Pro-Competencia?, que muchos desconocen y donde sus dichosos y bienaventurados empleados ganan sueldos estratosféricos en base a un «trabajo» poco activo.
Sí, el Presidente Luis Abinader ha eliminado direcciones, ciertas «comisiones» conformadas por profesionales que no aportaban nada y eran gastos. Pero es de tontos que teniendo varios ministerios que no resuelven nada, el gobierno hable de austeridad, ahorro y otros temas a nivel económico, con la excusa de que el pueblo rechazó la reforma fiscal y es necesario buscar liquidez. Sumado a un excesivo gasto anual que no hace más que subir cada año. Aún se mantienen algunos nidos de corrupción del pasado.
En ese sentido, mientras continúen existiendo estos inservibles ministerios, oficinas del Estado y comisiones, la burocracia es hoy peor que la existente de pasados gobiernos, y lo que único que hace es servir de freno a la modernización del Estado. Una burocracia que bien la conoce el presidente Abinader, heredero de la podredumbre dejada por el ex presidente Danilo Medina. Si hay algo dañino y de mediocres son los cambios de gobierno en un sistema de país como el nuestro: lo bueno y resuelto a nivel institucional del pasado, cuando llegan los nuevos con esa «hambre» de imponerse y creerse los mejores, estropean todo el avance en cualquier institución donde llegan.
Vivimos en un Estado que despilfarra miles de millones de pesos en nómina exterior, local, publicidad gubernamental, sueldos congresuales salpicados de extras de lujo y otras tonterías, pero para las urgencias y servicios públicos no aparece dinero. Un Estado mal dirigido por políticos cutres que están cometiendo los mismos errores de sus predecesores, salvo en contadas excepciones. Gastar el erario en mantener personas y oficinas de poca o nula actividad diaria, debería ser delito penal. Insisto, dijeron que eran el «cambio».
En el año 1899 el destacado intelectual dominicano, Américo Lugo dijo: «Los gobiernos dominicanos nunca han sido servidores del pueblo, sino sus dominadores… Representan la injusticia revestida de legalidad».
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