La debilitada cúpula del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) inicia un nuevo año remando contra la corriente, viviendo sus noches más oscuras desde aquel fatídico 6 de octubre del 2019 cuando celebró unas polémicas primarias que en días dio al traste con la abrupta salida de su líder Leonel Fernández, sumergida en un esperanzador proceso de recomposición del cual necesita –sí o sí– el nacimiento de un nuevo liderazgo.
Concluida la primera fase del IX Congreso Ordinario José Joaquín Bidó Medina, los peledeístas se aprestan a presentar hoy un plan de trabajo para elegir sus nuevas autoridades y dar apertura a las elecciones internas con el objetivo de completar la matrícula de su diezmado Comité Central –tras la renuncia de decenas de dirigentes que se fueron a la Fuerza del Pueblo con el expresidente Fernández–, organismo cuya nomenclatura aumentará de 600 a más de 900 participantes.
El establishment peledeísta, bajo la sombra de procesos judiciales abiertos contra dos hermanos de su máximo líder, Danilo Medina, se las ingenia para marcar distancia de esos casos que mantienen en la cárcel desde diciembre a varios de sus ex funcionarios, y centrar toda la atención en el congreso de reestructuración con la mayoría de sus altos dirigentes guardando un silencio sepulcrar inimaginable, como nunca se había producido en los últimos 16 años de la hegemonía gubernamental que inició en el 2004.
Aún cuando se desconoce si en las votaciones previstas para enero y febrero en las que se escogerán a los nuevos incumbentes del Comité Central, si también se seleccionará a un nuevo presidente, cargo que asumió Temístocles Montás de manera interina tras la renuncia de Fernández, y que hasta hace poco tenía en la figura de Danilo Medina un heredero natural, escenario que podría variar de cara al incierto futuro de los casos judiciales aún en los tribunales.
Si en el marco de la celebración de las elecciones de enero y febrero, con la obligación estaturia de escoger un nuevo presidente, su secretario general, ampliación del Comité Central y la impostergable reestructuración del hasta hace poco influyente y poderoso Comité Político, los peledeístas tienen la oportunidad de confirmar la consagración de una nueva camada de políticos con mayores posibilidades de «reconectar con la sociedad», como dijera Gustavo Sánchez, vocero del partido en la Cámara de Diputados, con motivo del 47 aniversario del PLD.
¿Y quiénes representan ese relevo? Una tarea difícil de llevar a cabo. Con 16 años en el Palacio Nacional, período en el que mantuvo la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, el Senado y los ayuntamientos, los peledeístas durmieron un sueño eterno que diezmó el surgimiento de nuevos rostros. No se preocupó en preparar los encargados de prender la mecha de la anhelada revolución política interna.
Andrés Navarro trató con éxito aceptable brillar con luz propia en las elecciones primarias, hasta que salió al ruedo el delfín de Danilo, el empresario Gonzalo Castillo, que inesperadamente renunció al Ministerio de Obras Públicas para sumarse a otros seis precandidatos que habían recibido la bendición del entonces Presidente de la República para que compitieran por la candidatura peledeísta.
Hasta la fecha se desconocen aspiraciones oficiales a la presidencia del partido. Todo indica que los demás esperarán la decisión final de Danilo Medina. A la secretaría general, con su actual incumbente, Reynaldo Pared Pérez, al margen de las elecciones, se conocen oficialmente las aspiraciones del exsenador de Monte Plata, Charlie Mariotti; mientras que han trascendido las candidaturas de José del Castillo Saviñón, Rubén Bichara, Aristipo Vidal y el comunicador José Laluz.
El efecto de las tres derrotas consecutivas que sufrió el PLD en las elecciones del 2020 –legislativas, municipales y presidenciales– agrega una alta dosis de incertidumbre en las bases del peledeísmo. Resultados adversos que dejaron al partido sin una representación decisiva en la Cámara de los Diputados y el Senado, que sin mayores inconvenientes escogió a los nuevos integrantes de la Junta Central Electoral y con apenas un representante en el Consejo Nacional de la Magistratura.
La tensión a lo interno del peledeísimo es cada vez más fuerte. La noche es cada vez más oscura y todavía está por confirmarse si Danilo Medina está decidido a dirigir las tropas jugando un rol más de asesor que de líder activo, jugar a las manos que mecen la cuna, interviniendo en la escogencia de dirigentes que, sin duda, tendrán que llevar sobre sus hombros la pesada carga de un equipaje ajeno, a lo largo de un trayecto que luce interminable de aquí al 2024.
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