Este mes de abril, el mundo de la moda fue testigo de un movimiento estratégico sin precedentes: Prada S.p.A. anunció la adquisición de Versace por 1.250 millones de euros (aproximadamente 1.375 millones de dólares) en efectivo. Esta operación no solo representa una de las transacciones más significativas en la historia de la moda italiana, sino que también marca el regreso de una de sus casas más emblemáticas a manos nacionales, tras siete años bajo el control de la estadounidense Capri Holdings.
Un regreso a casa para Versace
Fundada en 1978 por Gianni Versace, la marca homónima se consolidó rápidamente como un símbolo de opulencia y audacia en el diseño. Tras la trágica muerte de Gianni en 1997, su hermana Donatella asumió la dirección creativa, manteniendo viva la esencia provocadora de la firma. En 2018, Capri Holdings adquirió Versace por 2.100 millones de dólares, con la ambición de expandir su presencia global. Sin embargo, la marca enfrentó desafíos para adaptarse a las tendencias cambiantes del mercado, especialmente ante el auge del «lujo silencioso».
La reciente adquisición por parte de Prada no solo devuelve a Versace a manos italianas, sino que también simboliza una reunificación de dos gigantes de la moda con raíces profundas en Milán. El presidente de Prada, Patrizio Bertelli, expresó su entusiasmo por «abrir un nuevo capítulo para una marca con la que compartimos un compromiso inquebrantable con la creatividad y una sólida herencia cultural».
Detalles financieros y estratégicos de la operación
La transacción, valorada en 1.250 millones de euros, se financiará mediante 1.500 millones de euros en nueva deuda, compuesta por un préstamo a plazo de 1.000 millones y una línea de crédito puente de 500 millones. Se espera que la operación se cierre en la segunda mitad de 2025, sujeta a las aprobaciones regulatorias correspondientes.
Esta adquisición se produce en un momento en que Prada ha demostrado una notable resiliencia en el sector del lujo, reportando ingresos netos de 5.400 millones de euros en 2024, impulsados en parte por el crecimiento de su marca Miu Miu . La integración de Versace, con su estética distintiva y reconocimiento global, se percibe como una oportunidad para diversificar y fortalecer aún más la cartera de Prada.
Implicaciones para el panorama del lujo italiano
La unión de Prada y Versace representa un hito en la consolidación del lujo italiano, creando un conglomerado capaz de competir con gigantes franceses como LVMH y Kering. Esta fusión refuerza la posición de Italia como epicentro de la moda de alta gama y destaca la importancia de preservar la propiedad nacional de marcas emblemáticas.
El Ministro de Industria italiano, Adolfo Urso, celebró la operación como «el regreso de una marca histórica ‘Made in Italy’ a manos italianas», subrayando su relevancia para la economía y la identidad cultural del país.
Cambios en la dirección creativa y perspectivas futuras
Paralelamente a la adquisición, Versace anunció la designación de Dario Vitale como nuevo director creativo, sucediendo a Donatella Versace, quien asumirá el rol de embajadora de marca. Vitale, anteriormente en Miu Miu, aporta una visión fresca que se espera revitalice la marca sin comprometer su esencia. Donatella expresó su entusiasmo por esta nueva etapa, destacando su confianza en la familia Prada para preservar la autenticidad de Versace.

Lorenzo Bertelli, director de marketing de Prada, enfatizó que «no hay superposición en términos de creatividad ni de clientes», lo que sugiere una integración armoniosa que respetará las identidades únicas de ambas marcas .
La adquisición de Versace por parte de Prada no es simplemente una transacción financiera; es una declaración de intenciones sobre el futuro del lujo italiano. Al unir dos casas con legados distintos pero complementarios, se abre la puerta a una era de innovación, crecimiento y reafirmación de la excelencia italiana en la moda global.
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