La reina Letizia y el rey Felipe VI fueron retratados por la aclamada fotógrafa Annie Leibovitz en una serie de imágenes que conmemoran dos hitos importantes: los 20 años de matrimonio de los Reyes y el décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI. Estas fotografías, inspiradas en el famoso cuadro Las Meninas de Velázquez, se realizaron en el elegante salón Gasparini del Palacio Real y han sido añadidas a la colección del Banco de España, con un coste total de 137.000 euros. Sin embargo, más allá de los aspectos históricos, lo que sin duda captó la atención fue el impactante atuendo que la reina Letizia eligió para la ocasión.
La reina optó por un vestido azul marino de Cristóbal Balenciaga, una prenda que data de 1948 y que fue cedida para la ocasión por la Fundación Antoni de Montpalau, en Sabadell. Este diseño es una pieza clave de la alta costura española, que destaca por su simplicidad refinada y su atemporal elegancia. El vestido, de línea sobria y estructura impecable, combina a la perfección con la atmósfera del Palacio Real, añadiendo un aire de distinción a la fotografía. El tono azul marino, profundo y sereno, realza la figura de la reina mientras refleja la seriedad del evento y la tradición que conmemora.
A este vestido, la reina Letizia sumó un chal rojo de archivo, otro detalle significativo que aportó un toque de color vibrante y cálido, creando un contraste visual interesante con la sobriedad del vestido. Este chal, igualmente preservado por la Fundación Antoni de Montpalau, no solo complementaba el atuendo de la reina, sino que también aportaba un aire de dinamismo y modernidad a un conjunto históricamente cargado de simbolismo.
Las joyas que acompañaban el look de la reina también fueron una muestra de la tradición monárquica española. Entre ellas destacaban los pendientes de chatones, una pieza elegante y discreta, y un collar que originalmente perteneció a la reina Victoria Eugenia, quien lo recibió como regalo de bodas del rey Alfonso XIII. Estas joyas, todas pertenecientes al joyero de pasar, no solo enriquecieron el conjunto de la reina, sino que también simbolizan la continuidad de la historia real a lo largo de los años.
En definitiva, el conjunto elegido por la reina Letizia para esta sesión fotográfica fue una perfecta fusión de historia, moda y simbolismo. Cada prenda, desde el vestido de Balenciaga hasta las joyas heredadas, contribuyó a una imagen que no solo celebra la monarquía y la tradición, sino que también resalta la figura de la reina como un ícono de elegancia y respeto por su legado.
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