Nadie lo sabe. Todo es muy cambiante, lo que hoy funciona probablemente ya no funcionará el año próximo, lo que funciona en los países ricos no funciona en los países pobres y lo que funciona para un diario no necesariamente funciona en otros.
The Guardian ingresa más fondos por donaciones y suscripciones que por publicidad. The New York Times y The Washington Post están creciendo de forma brutal en suscripciones digitales, al mismo tiempo que los ingresos por publicidad impresa y digital muestran un declive continuo.
Texas Tribune se nutre de una mezcla de fuentes de ingresos que incluye la organización de eventos, patrocinio de empresas, membresías y donaciones de instituciones y de los lectores, contenido patrocinado, creación de contenidos para terceros o alianza con otros medios para generar contenidos conjuntamente. Por supuesto, también publicidad tradicional, como los demás.
eldiario.es es un auténtico modelo de negocios sostenible y de periodismo independiente. Los periodistas son dueños del 70% del diario, que es financiado además por la membresía de sus socios-lectores, quienes pagan una mensualidad de cinco euros, tanto para tener información de calidad como para lograr que se difunda. Este diario, que ha destapado los escándalos recientes de la política española, también admite publicidad y donaciones de terceros, siempre que anunciantes y donantes respeten su independencia editorial.
The Correspondent es otro modelo de periodismo incorruptible que se sustenta exclusivamente en la membresía de sus lectores. Es una delicia leer la declaración de principios y el modelo de negocios de este publicación sajona, disponibles en Internet.
En medio de este heterogéneo panorama, hay voces que plantean que la sobrevivencia de la prensa dependerá de que vuelva al gran periodismo, pero, para lograrlo, se necesitará algo más que un buen levantamiento y una buena presentación de los datos, tareas que ya los robots están haciendo muy bien.
Gracias a la Inteligencia Artificial, los robots están escribiendo noticias con una calidad que es imposible diferenciarlas de las noticias escritas por periodistas profesionales. Con la ventaja de que aquellos las escriben más rápido, sin faltas ortográficas, sin carga subjetiva y sin intereses ocultos.
De este panorama mutante lo único constante es que si queremos buen periodismo, periodismo realmente profesional e independiente, los lectores tendremos que pagar por él, en dinero contante y sonante, sea a través de suscripciones, donaciones o membresías o cualquier otra forma que haga a los medios independientes de la publicidad.
Como dijo un editor británico a los investigadores del Instituto Reuters: «El valor real de este negocio es el mismo que fue: periodismo grandioso. El truco es conseguir que la gente pague por él».
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