22/11/2024
Espectaculos

El éxito en la TV necesita algo más que ruido

En la farándula dominicana acostumbramos a creernos todo lo que nos llega a través de un comunicado de prensa, más cuando estos se originan desde Nueva York, principalmente, o cualquier otra ciudad estadounidense. Quienes generan esas notas, creen que lo que escriben es palabra de Dios, aunque no así para quienes ejercen el periodismo con un criterio un poco más profesional y se esfuerzan por confirmar y contrastar afirmaciones que no son tales.

En Nueva York, coexisten comunicadores dominicanos que ya no encuentran cómo ganarse un espacio en los periódicos. Viven en una dinámica mental que todavía los mantiene pensando en los años 90. Son el hazmerreír de la mayoría y cuando salen en la pantalla chica transmiten una gran imagen cultivada en la ignorancia, en el relajo o en la falta de creatividad que, es cierto, una vez estuvo ahí, pero que ya no se manifiesta en ninguno de los proyectos en que participan.

Porque los tiempos ya cambiaron. Cuando en la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte), creamos la categoría Comunicador destacado en el extranjero, pensamos en reconocer en los Premios Soberano a figuras que verdaderamente trascienden en los medios hispanos que transmiten, principalmente, desde los Estados Unidos (aunque la categoría no es exclusiva de esta región), pero es donde laboran la mayoría de los profesionales del entretenimiento de República Dominicana.

Algunos ejercen una labor de taponeros en programas premium en las cadenas hispanas de Estados Unidos, y siempre han vendido en República Dominicana que son figuras de principalía allí, pero nunca ha sido así. Trabajan en un programa de radio que solo tiene alcance limitado, pero se venden como que realizan una labor que debe recibir espacios y coberturas más allá de lo que verdaderamente ameritan.

Actuando de esa manera, en el caso de los comunicadores que quieren estar todos los días en los periódicos, hacen su trabajo, pero desde este lado del periodismo también hay quienes están poniendo los puntos sobre las i. La competencia que registra el campo de la televisión en dominicana, en un clímax interesantísimo ahora mismo, dejará a muchos de estos comunicadores inflados, que ya no resisten un programa de tres o cuatro horas.

Los canales seguirán moviendo estratégicamente sus fichas para poder seguir en la competencia y así lograr un pedazo del codiciado pastel publicitario. Y saben, porque los niveles de audiencia están a la orden del día, que con estos presentadores acartonados, a los cuales el vanguardismo y desarrollo que siempre ha caracterizado a la ciudad de Nueva York les está pasando por encima de la cabeza, no podrán lograr contratos publicitarios significativos.

Entonces, hay que buscar cómo estar en el centro de la polémica. No importa cómo, hay que decir o escribir cualquier cosa para generar esos contenidos que producen la vigencia que no pueden alcanzar con sus programas kilométricos. Se han resistido a evolucionar, y siguen curtidos de una mente retrógrada que carcome sus posibilidades laborales, por lo menos, en la República Dominicana de hoy, que ya no es la de los 90.

Artículo escrito por Maximo Jimenez

Periodista, crítico de cine. Ex presidente de la Asociación de Cronistas de Arte (2011-2013), autor del libro «La gran Aventura de la bachata urbana» (2018).

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