El cambio climático es una realidad desde hace tiempo. Cada vez más el clima sufre cambios bruscos del clima, fenómenos frecuentes y más intensos en su desplazamiento y secuelas. Desde hace mucho se habla de este tema y los científicos y estudiosos advierten de que los gobiernos no deben posponer más las acciones contra el cambio climático.
Actualmente se lleva a cabo en la capital de Azerbaiyán, Bakú, acoge desde ayer la cumbre del clima anual, la COP29. La cita ha comenzando con las alarmas sonando otra vez: la Organización Meteorológica Mundial (OMM) asumió ya que 2024 va camino de ser el año más cálido registrado hasta ahora. Además, se espera que sea el primer año natural en el que se supere la barrera de los 1.5 grados Celsius de calentamiento.
En la «alerta roja», según una noticia publicada en el periódico La Vanguardia, lanzada por la OMM se advierte del «vertiginoso ritmo que el cambio climático ha adquirido en una sola generación, espoleado por la acumulación cada vez mayor de gases de efecto invernadero en la atmósfera». A este aviso científico se le añade otro político: el daño que puede provocar a la lucha climática la victoria de Donald Trump en Estados Unidos.
Ese mismo Trump que siempre niega la realidad del cambio climático, renegó del multilateralismo durante su anterior mandato y sacó a su país del Acuerdo de París, la guía internacional en estos momentos para alcanzar los esfuerzos colectivos contra el cambio climático. Ese acuerdo habla de recortar las emisiones para que el aumento de la temperatura se quede dentro de los límites lo menos catastróficos posibles. Pero el Acuerdo de París también aboga por prestar ayuda financiera a las naciones con menos recursos para que puedan reducir sus emisiones y, a la vez, adaptarse a los impactos de esta crisis.
El vigente objetivo de financiación climática se estableció en la cumbre de 2009. Se acordó que a partir de 2020 se movilizarían 100,000 millones de dólares anuales desde los países desarrollados a los considerados en desarrollo. Este objetivo, según el informe publicado en el periódico citado anteriormente, dice que la OCDE no se cumplió hasta el año 2022. De estos últimos años se han sacado varias lecciones, por ejemplo: gran parte de la ayuda se ha centrado en medidas de mitigación (reducir las emisiones con instalaciones de renovables) y mucho menos en adaptación.
En la COP29 de Bakú se debe discutir todo esto. Pero en ese cónclave hay grandes ausencias al día de hoy: el presidente norteamericano Joe Biden, no ha hecho acto de presencia, tampoco Vladimir Putín, ni el presidente francés Macron, y tampoco Lula Da Silva, de Brasil, donde, por cierto, se celebrará allí este meetting climático el año que viene y con una zona Amazónica, amenazada precisamente por la crisis del clima.
Con relación a Europa, quien es el gran financiador de esta guerra contra el clima, según los datos de la Comisión Europea, en 2023 al conjunto de la UE aportó 28,600 millones de euros en financiación climática procedente de fuentes públicas y movilizó otros 7,200 millones.
En ese sentido, el riesgo ahora es que Estados Unidos, el principal emisor histórico de gases de efecto invernadero, recorte por completo sus aportes, que ya estaban muy por debajo de la Unión Europea.
Comentarios