16/03/2025
Espectaculos

De «mexicanazo» a cantantazo: el apasionado concierto de Marco Antonio Solís

Una noche de hotel, embargado por la emoción de libertad que supone la conclusión de una relación sentimental con una mujer sumamente celosa, por allá a mediados de los 80, Marco Antonio Solís no podía conciliar el sueño, por el arrebato de una melodía que le daba vueltas en la cabeza. Amaneció un nuevo día y con éste, una nueva canción: Tu cárcel. 

Tantísimos años después, la noche del sábado en su vibrante concierto en el estadio Quisqueya, le atribuye a esa canción algo más que agradecimiento. «Eso que compuse en aquella ocasión, fue una bendición». Y así empezó a entonar este himno musical que perdura en el tiempo. Rayaban casi las once de la noche, bajo un cielo sin estrellas –con amenaza constante de una lluvia que, para bendición, sobre todo, de las mujeres que visten casi de gala para esas veladas, nunca cayó– cuando el artista la interpretó.

Un espacioso escenario –por el cual desfiló Mar, hija del artista, como antesala a su concierto– sirvió de pasarela por el que iban desfilando esas canciones inolvidables que le permitieron al carismático artista mexicano forjar una carrera admirable. Antes que Tu cárcel, abrió con Sin pensarlo, Como fui a enamorarme de ti. De sus años dorados con Los Bukis echó mano a Y ahora te vas, primer momento de sentidas ovaciones para él.

El astro mexicano Marco Antonio Solís en su concierto en el estadio Quisqueya.

Marco Antonio, como buen intérprete nacido de la inagotable fábrica mexicana, sabe comunicar y sin abrumar al público, va soltando anécdotas que conectan con la gente de la ciudad donde actúa. Como cuando rememoró: «En uno de mis primeros viajes a República Dominicana, en el taxi que me transportaba, de repente escuché en bachata una de mis canciones, nada menos que grabada por uno de los grandes de ustedes, Anthony Santos. Así que, esto que estrenamos en bachata en un concierto en Nueva York, vamos a cantarlo también aquí. Ese fue un momento en que me di cuenta que mis canciones habían logrado trascender fronteras».

El artista se refería a Vete, aléjate de mí, otro de los himnos de sus años con Los Bukis. Y no sólo cantó a pulso de bachata bailó como si fuera un asiduo de «Los carrandales» donde las parejas van más allá del baile simple y pasajero: pintan sobre el suelo rústico del barrio, cuadros que son inmortalizados por la viralidad de las redes. Un momento de conexión directa entre Marco Antonio y sus fanáticos en el país.

Panorámica aérea del estadio Quisqueya durante el concierto de Marco Antonio Solís en Santo Domingo.

Pasó lo mismo con las canciones movidas cuando más se podía apreciar la capacidad de ejecución de su gran orquesta, puntos que le permitían pasarse a la jocosidad y al divertimento. Cuando cantó Tú me vuelves loco, acompañado por cuatro bailarinas que adornaron su angelical presencia en escena. En esa tónica hizo El milagrito, Viva el amor El perdedor. Invitó a que regresara al frente a su hija Mar, y sentados uno al lado del otro –el orgullo de padre se podría palpar en el aire– cantaron Extrañándote.

Marco Antonio iba y venía de un estilo a otro, del romanticismo que tanto se destaca en su portentoso cancionero, como de esas tonadas con aires mexicanos que motivan a un buen sorbo de tequila: «Hermanitos no saben la alegría que nos da estar en la República Dominicana. Y aquí en Santo Domingo, qué barbaridad, qué alegría compartir este presente, este regalo de Dios que es el presente. Estamos en el cierre de una gira que hemos hecho en inicio de este 2025 y qué maravilloso volver a reencontrarnos con ustedes. La idea esta noche es explorar dentro de nosotros, en lo más profundo de nuestro corazón todo lo que ahí hay, y es el verdadero tesoro: nuestro sentimiento, ¡sí señor! Hay que explorar, esta noche se vale cantar, se vale bailar. Abran sus botellas, que la noche invita a una buena tequila», dijo con su español cristalino.

Mar, en una imagen muy expresiva de su ferocidad escénica en la apertura del concierto.

De la mano del empresario César Suárez Jr., puntero como el que mejor conoce el negocio del entretenimiento y quien presenta a los artistas de un catálogo sin desperdicio, el astro mexicano encandiló al público al cierre de su conciertazo con La venia bendita, Como tú mujer, Antes de que te vayas, Mi eterno amor secreto y Si no te hubieras ido. No podía concluir la noche de anoche sin antes cantar Dónde estará mi primavera, y entre algarabía y la muestra entusiasta de admiración del público, terminó con Más que tu amigo. 

Y así como le dijo a ese amor que despidió a mediados de los 80 por sus arrebatos de celos, chispa que inspiró la canción Tu cárcel: «Amiga, sí que te pierdes de este mexicanazo», abandona uno el estadio impresionado por todo aquello que sólo se manifiesta desde el fondo del talento, el carisma y el don que separa a los cantantes mortales de los intérpretes inmortales. 

Artículo escrito por Maximo Jimenez

Periodista, crítico de cine. Ex presidente de la Asociación de Cronistas de Arte (2011-2013), autor del libro «La gran Aventura de la bachata urbana» (2018).

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