(1 de 2)
El 13 de febrero de 2014, el presidente confesó públicamente en el sur –dejando una localizable huella digital, hemerográfica y audiovisual- que su gran satisfacción sería escuchar a los dominicanos humildes decir, cuando ya no esté gobernando y vuelva a casa: “Gracias, Danilo, por mejorar mi vida.”
Desde mi punto de vista es una de las expresiones más comprometedoras y retadoras del gobernante, que supera en expectativa al clásico y ya diluido slogan “Continuar lo que está bien, corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se hizo.”
Si bien ambas cláusulas son puntos de partida para el enjuiciamiento de la historia –no de la historiografía barata escrita por amanuenses a sueldo- , la primera entraña extraordinarios niveles de compromiso, porque en verdad está harto demostrado que los procesos generalmente se juzgan a partir de cómo terminan y no necesariamente cómo comienzan.
Si el devenir político no nos sorprende, con sus complicados meandros históricos en esta insularidad en la que se juega un póker de espanto, uno supone que Medina saldrá del poder en 2020 tras haber gobernado ocho años seguidos. ¿Cómo le recordaremos? Eso dependerá mucho de sus decisiones en los próximos cuatro años y, especialmente, en la segunda mitad del próximo gobierno que encabezará (acogiéndonos, obviamente, a los pronósticos de las encuestas más creíbles).
El primer período de gobierno de Danilo Medina se ha caracterizado por su enfoque hacia los sectores con menos oportunidades: transferencias de crédito en visitas sorpresa a las pymes rurales o suburbanas, tanda extendida, promoción de la asociatividad, cercanía a la gente de a pie, construcción de escuelas, obras comunitarias y un servicio 911 casi omnipresente.
Sin tocar el costo fiscal que esto ha representado ni mucho menos su impacto en el endeudamiento o los retos que implica para las finanzas públicas (a los estratos sociales beneficiados le importan poco esos números), Danilo ha tenido un éxito sin precedentes: Un 60% de aceptación justo en el período en que los presidentes entran en desgaste. ¿Mantendrá esa hazaña en un próximo período? Veremos.
Comentarios