Cayo Levantado es uno de los tantos islotes que bordean la Bahía de Samaná. Esta porción de tierra llena de palmeras y matas de coco tiene una Litis hace años ya que una familia de la zona reclama el terreno cuyos títulos presenta y posee con varias sentencias judiciales ganadas pero cuya propiedad está ocupada por una empresa privada que ha desarrollado un lujoso hotel en el lugar.
Para llegar a Cayo Levantado se aborda una lancha en las costas de Samaná lo que resulta en un viaje placentero para cualquier turista o ciudadano que quisiera pasar un día o varios de descanso en el lugar. Este islote es uno de los secretos mejor guardados de Samaná.
Digo esto porque no son muchos los visitantes quizás por la travesía y porque se quiere mantener la privacidad de los extranjeros que visitan sus playas y hotel.
Su bosque húmedo y arenas blancas hacen de Cayo Levantado un lugar exquisito para aventureros y viajeros de cualquier punto del país y del extranjero. Existen bares y restaurantes que ofrecen buena comida y un trato especial a sus comensales.
Los pocos viajes que se organizan para Cayo Levantado tienen su origen probablemente en que, a diferencia de la Saona, la distancia es más larga.
No existe mucha promoción en las páginas de viajes y tiene un mayor costo. Aun así, es un lugar excelente para pasadía o semanas. El sol ardiente que baña sus playas y los servicios que se ofertan hacen de esta isla samanense el lugar ideal para botar el cansancio y apostar por las aventuras.
Su único hotel ofrece transporte a parte de los visitantes además de los finos servicios que se ofrecen, al margen de los que presentan los vendedores ambulantes de la pequeña isla.
No deje de visitar Cayo Levantado, es un espacio agradable y familiar. Agua, Sol, Arena, palmeras, cocotales, tierras húmedas y buena vegetación son parte de las bonanzas que ofrece el secreto playero denominado Cayo Levando, que es parte de la oferta turística de Samaná.
Cultura de mezclas
Caracterizada por un amplio repertorio multilingüe y multicultural, la diversidad que ofrece Samaná es un sello distintivo de estelas dejadas en la mar y las huellas de los caminos recorridos por la inmigración. La religiosidad, la gastronomía, y el folklore de cada uno de los pueblos que allí convergen hacen de su composición étnico-cultural un lugar muy singular.
La religiosidad y espiritualidad es una de las características relevantes en la conformación de la cultura samanes. Este es un pueblo comparte, proclama, vive y celebra una gran fe en un contexto de cercanía y respeto. Samaná alberga la Religión Católica, la cual llegó con los colonizadores y en la actualidad se enfoca en la labor pastoral y catequética; con la llegada de los haitianos entra el Vudú y sus prácticas mágico animistas sincretizadas en alguna manera con el catolicismo; con los esclavos libertos de Norteamérica arriba a Samaná la Iglesia Africana Metodista Episcopal esta sigue las doctrinas de Calvino y conserva el idioma inglés y sus vínculos con Estados Unidos de Norte América.
Más adelante se incorpora a la vida religiosa de Samaná la Iglesia Metodista (La Chorcha) cuyas doctrinas tienen raíces calvinistas y que optó por unirse específicamente a la Iglesia Evangélica Dominicana una de las que conforman el protestantismo en la República. A todas estas se une las prácticas sincréticas que a través del tiempo se vienen realizando hasta hoy en donde se mezclan las festividades de la Virgen de la Altagracia con los palos, la santería y el paganismo.
Diversidad gastronómica
El arte culinario adquiere otro matiz en estas tierras, con el coco como base de muchos de sus platos las raíces de esta gastronomía se encuentran en las recetas del período anterior a la Conquista y de la inmigración anglófila. Los ingleses no consumían mucho arroz sino hasta hace relativamente poco tiempo, en su lugar preparaban para el almuerzo el Grits, un plato a base de maíz, el cual cosechaban y molían, y en el desayuno la harina gruesa. Criaban cerdos, pavos y pollo.
Las carnes las salaban y las asaban. Dentro de las recetas tradicionales de Samaná están el pan inglés, el Gengerbread, el Mabí, el Johnnykeke, el Pan de Batata, el Pan de Yautía Amarilla, el Musá o Pan de Maíz, el Gateaux, el Sodá, Calalú, Se Folé, Solupa o Sagú, Cachapa y la incorporación del coco en las comidas como son Peje con coco, moro con coco, guandules con coco, arroz chodé con coco, cangrejo con coco, entre otros.
Festividades y celebraciones Como parte de sus festividades está la celebración de las Patronales que se conmemoran el 4 de diciembre de cada año en honor a Santa Barbará y donde se puede apreciar una clara muestra de respeto y solidaridad entre la fe católica y evangélica al asistir y apoyar cada feligresía y sus máximas autoridades a las actividades que organizan ambas iglesias durante el feriado.
El Harvest o Fiesta de la Cosecha Cada año, en un día cualquiera del mes de octubre, los inmigrantes y sus descendientes afroamericanos de la Iglesia Metodista celebran la fiesta de la cosecha, para la cual cada feligrés lleva en ofrenda las primicias de sus cosechas como pueden ser plátanos, gallinas, un cerdo, etc. La celebración consta de las siguientes partes: 1. La Devocional: canto de himnos 2. La Cultural: algunos de los asistentes cantan, declaman poesía o exponen alguna manifestación cultural.
Lugares de interés
Aunque Samaná es uno de los principales polos turísticos del país, todavía no ha podido desarrollar todo el potencial que tiene con sus numerosas playas. Durante el invierno y principio de primavera, la actividad de observación de las ballenas jorobadas se está convirtiendo cada vez más en una actividad de generación importante de ingresos para la provincia una de sus principales playas y una de las más visitadas es Playa Rincón.
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