El servicio de inteligencia israelí falló flagrantemente aquel fatídico día del 7 de octubre del año pasado cuando la banda terrorista de Hamás invadió y masacró a los jóvenes que asistieron al concierto Nova y a los residentes en los kibutz en la zona sur de Israel y a todo aquel que se cruzara en el camino de esos asesinos degenerados. Fue el inicio de la guerra que atónitos observamos desde casi un año a través de los medios de comunicación y las redes sociales. El gobierno israelí de Benjamín Netanyahu prometió y juró venganza sobre esos terroristas y todo aquel que los apoya. Una guerra despiadada donde el pueblo palestino es quien desgraciadamente paga con sus vidas tanta locura.
Pues, esta guerra hace meses ya no se limita solo al territorio de la Franja de Gaza, sino que se expande a los países limítrofes donde también cohabitan otros grupos terroristas que Israel tiene en la mira desde hace años. Y es precisamente donde el Mossad, servicio inteligencia israelí, famoso en el mundo por su manera de realizar sus operaciones, marcó un nuevo hito contra la otra banda terrorista que habita en el sur del Líbano y norte de Israel, Hizbolah (partido de Dios). ¿Quién colocó los explosivos dentro de los beepers? No se sabe, ¿quién ordenó este ataque y la forma? tampoco. Es todo un misterio. Secreto.
Hace un tiempo el líder de Hizbolah pidió a sus fieles que no usarán los celulares iPhone ni otra marca por temor a un posible hackeo. Lo que no previo el terrorista es que el ataque más reciente sería a través de beepers. Esos localizadores pequeños y cuadrados que todos usamos de los años 90. En ese sentido, la banda terrorista pidió a la empresa taiwanesa Golda Polo unos 3,000 aparatos que fueron manipulados por Israel presumiblemente antes de llegar a Líbano. Sin embargo, la empresa taiwanesa negó haber fabricado esos beepers y que los responsables son una empresa ubicada en Corea del Sur, de nombre Back.
Israel colocó explosivos en esos beepers presuntamente durante el embalaje de los mismos en Hungría, otro gran misterio. Ya con los beepers en manos de sus dueños y usuarios en el sur del Líbano, pues emitió el sonido de un aparente mensaje y segundos más tardes, explotaron. Les explotó a todos los usuarios en sus caras provocando muertes y más de 2,000 heridos. Una operación tremendamente genial de los servicios del Mossad.
Y así de esta manera inició otro capítulo de muertes y huidas dentro de esta cruenta guerra entre Hamás e Israel, ahora en el norte del país hebreo y el sur del Líbano. Éstos se abocan a una «catástrofe inminente» según las Naciones Unidas mientras los cruces de misiles se intensifican en la frontera. Hizbulah optó, como era de esperarse, por la vía bélica y el subjefe de la milicia terrorista Naim Qassem dijo «no nos detendrán».
Por su parte, Israel ha cerrado escuelas y restringido reuniones en el norte del país y ha ordenado a los hospitales que trasladen a pacientes y personal a áreas protegidas. Las autoridades ordenaron a los residentes de la región permanecer cerca de los refugios y habitaciones seguras hasta nuevo aviso. Mientras, la comunidad internacional aboga ahora porque el conflicto no se extienda por el resto de la región. Desde que inició este «nuevo» capítulo entre Israel y Hizbolah los muertos asciende a 500 personas. Solo en estos pocos días.
Así las cosas, no se vislumbra ni por asomo alguna tregua en esta maltrecha y desgraciada zona del mundo donde los civiles pagan con sus vidas la locura desenfrenada de líderes de ambos lados.
El gobierno norteamericano tampoco exclama más allá del cese al fuego, con el presidente Biden, a quien solo le quedan cuatro meses de mandato, y un alto al fuego cada día más complicado y con el temor de una expansión bélica en la zona.
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