Vivimos en un mundo que no para, donde el ruido, las preocupaciones y la sobrecarga de información se han vuelto la norma. Las demandas externas y nuestras propias expectativas nos empujan a mantener la mente siempre alerta, siempre ocupada, siempre…
En la vida cotidiana, las presiones externas y las expectativas sociales pueden llevarnos a adoptar un ritmo frenético, donde constantemente buscamos hacer más en menos…