02/04/2025
Cine

«Aún estoy aquí», merecido triunfo para Brasil

Sin duda alguna la gala de premios Óscar del 2 de marzo pasado estuvo matizada por su preciosa producción audiovisual, con homenajes puntuales a la música de James Bond y a Quincy Jones; un In Memorian con doble énfasis en la figura del recién fallecido Gene Hackman al principio y al final del segmento que tuvo varios olvidos (como los de Alain Delon y Shannen Doherty). Además, galardones que resultaron en una mezcla de asombros y desencantos con la caída de varios pronósticos y la penosa presencia de Mick Jagger para entregar un Óscar a una canción mediocre como El mal, de Emilia Pérez, en lugar de a Elton John y Brandi Carlile, por su Never too late, del biopic documental homónimo.

A nuestro entender, una de las gratas sorpresas fue el triunfo de la representación de Brasil, Aun estoy aquí, de Walter Salles, en la categoría de Mejor película Iinternacional, tras cuatro nominaciones previas para ese país, como fueron, El pagador de promesas (1962, de Anselmo Duarte); O Quatrilho (El cuarteto, 1995, de Fábio Barreto); O Que É Isso¿Companheiro? (más conocida como Cuatro días de septiembre, 1997, de Bruno Barreto) y Central do Brasil (1998, también de Walter Salles).

Mención aparte merece el triunfo de Francia con el filme Orfeo Negro (1959), dirigida por el cineasta francés Marcel Camus, una coproducción entre Francia, Italia y Brasil, que ganó el Óscar a la mejor película de habla no inglesa, y que suscitó un debate sobre su «brasileñidad», ya que muchos consideraban que no captaba plenamente las complejidades de la cultura brasileña, siendo vista más como una interpretación extranjera que como una real. Sin embargo, no se puede negar tu contribución a la globalización del arte y la música del gran país suramericano.

Si bien la historia del cine argentino en los premios Óscar se remonta a 1948, con el filme Dios se lo pague, de Luis César Amadori, que recibió una distinción especial cuando la categoría Mejor película extranjera aún no existía, vale señalar que, de sus dos premios recibidos hasta hoy, uno es un relato vinculado a la dictadura militar vivida por ese país entre 1976 y 1983, me refiero a La historia oficial (1985, de Luis Puenzo), y merece citarse la nominación de Argentina, 1985 (2022, de Santiago Mitre), también con una trama de hechos reales sobre el proceso judicial a los miembros del gobierno militar de facto (perdió ante la nueva versión de Sin novedad en el frente). 

Una escena de la película brasileña «Aún estoy aquí».

Por su parte, el drama político brasileño Aun estoy aquí (con guion de Murilo Hauser y Heitor Lorega, basado en el libro del mismo título, de Marcelo Rubens Paiva, de 2015), tras un inicio de agradable ambiente familiar y social, mezclado entre playa, música, niñez y juventud en plenitud, no tarda en exponer el estado de angustia e incertidumbre de una familia acosada por la dictadura militar que instauró un régimen autoritario durante 21 años, entre 1964 y 1985.

La historia se ubica a partir de 1970, cuando el ex diputado Rubens Paiva (interpretado por Selton Mello) ha regresado a Río de Janeiro, después de seis años de autoexilio tras la revocación de su mandato al inicio del golpe de Estado del 64. Viviendo en una casa modesta cerca de la playa de Leblon con su esposa Eunice Facciolla (Fernanda Torres) y sus cinco hijos, Paiva ha retomado su carrera civil mientras sigue apoyando a los expatriados, lo cual ignora su familia.

Tras el secuestro del embajador suizo por movimientos revolucionarios de extrema izquierda, el país se enfrenta a una inminente inestabilidad política, y las redadas policiales marcan la tónica, de lo cual no escapa el hogar de Paiva, con su detención y desaparición en enero de 1971. En lo adelante, la historia se centra en Eunice, también encarcelada durante 12 días y Eliana (Luiza Kosovski), su hija adolescente, corre igual suerte, aunque es liberada al día siguiente. 

Con gallardía, rechazando posar con tristeza junto a sus hijos para un reportaje periodístico, evitando mostrar frustración o depresión ante ellos, Eunice toma el timón de la familia, en decisiones concernientes a los recursos, a la casa, a la hija estudiando en el extranjero; al tiempo que indaga entre el circulo de amigos y es informada extraoficialmente del trágico destino de Rubens. Reubicarse en otra ciudad anticipa un nuevo comienzo cerca de la familia materna. 

Fernanda Torres, acepta el premio Globo de Oro por su actuación en «Aún estoy aquí». | FOTO: Golden Globe/Facebook.

Fernanda Torres entrega una actuación sutil y penetrante, sin excesos de ningún tipo, su rostro maquillado es suficientemente elocuente. El visionado de la película es agradable, ligero y atractivo por los matices de su fotografía y ambientación; además, por la capa musical que la sostiene, entre las voces de Gal Costa, Roberto y Erasmo Carlo, Caetano Veloso, Nelson Sargento, Cesária Évora, Tim Maia y otros más.  

25 años más tarde, en 1996, en una mezcla de emociones, como evitando mostrar su espíritu doblegado, Eunice recibe del Estado brasileño, ya en democracia, el certificado oficial que confirma lo sucedido a Rubens Paiva. En 2014, durante una reunión familiar rodeada de sus hijos y nietos, ya con 85 años, vive afectada de Alzheimer y cuando un reportaje de televisión sobre la Comisión Nacional de la Verdad aborda el caso de Rubens, una angustiada Eunice parece recordar su pasado. Los créditos finales revelan más detalles. Cinco personas fueron identificadas como responsables, pero nunca procesadas. 

Eunice se licenció en Derecho a los 48 años. Se convirtió en una de las pocas expertas en derechos indígenas de Brasil y trabajó como asesora para el Gobierno Federal, el Banco Mundial y las Naciones Unidas. Murió en 2018 a los 89 años. Se muestra también parte de la historia del hijo Marcelo (interpretado por Guilherme Silveira y Antonio Saboia), escritor de la novela sobre su familia.

El filme, protagonizado por Fernanda Torres y Fernanda Montenegro, madre e hija interpretando el personaje de Eunice en sendas épocas, tuvo un costo de millón y medio de dólares, y con una recaudación de 29,9 millones, se convirtió en la película brasileña más taquillera tras la pandemia del COVID-19. ​ 

En los cines brasileños su estrenó oficial fue el 7 de noviembre de 2024. manteniéndose a la cabeza de la taquilla nacional, con ingresos de más de 62,9 millones de reales. Un mes después del estreno, el gobierno brasileño permitió a las familias de las víctimas de la dictadura obtener nuevos certificados de defunción que reconocen los asesinatos patrocinados por el estado. Una vez más, se confirma que la historia de Latinoamérica, es suficientemente amplia y capaz de servir de trasfondo para la ficción y la no ficción; en resumen, una gran fuente para la cinematografía. 

La película fue distribuida internacionalmente por Sony Pictures Releasing. Tuvo su estreno mundial en el 81 Festival Internacional de Cine de Venecia (28 de agosto al 7 de septiembre de 2024, con León de Oro para La habitación de al lado, de Pedro Almodóvar), donde recibió elogios de la crítica, con menciones positivas unánimes hacia Fernanda Torres, y recibiendo el premio al Mejor guion. En la 82va. edición de los Premios Globo de Oro, Torres ganó la categoría de Mejor actriz – Drama, y fue fuerte contendora en la nominación al Óscar como Mejor Actriz (que fue a manos de Mikey Madison por Anora) Además de conquistar el premio como Mejor película internacional, Aun estoy aquí se establece como el primer filme brasileño nominado en la categoría de Mejor película.

El director Walter Salles (responsable de Behind the sun (2001); Diarios de motocicletas, de 2004, y En el camino(2012)) mantiene una relación artística con Fernanda Montenegro y Fernanda Torres que se remonta a varias décadas atrás y varios filmes: Con Estación central (1998) llevó a Montenegro hasta sendas nominaciones al Globo de Oro y al Óscar (superada por Gwyneth Paltrow, por Shakespeare enamorado); con Torres hizo previamente los filmes Terra Estrangeira (1995) y Midnight: el primer día (1998). 

Por cierto, en el filme Cuatro días de septiembre (1997, de Bruno Barreto) con Alan Arkin coinciden Montenegro, Torres y Selton Mello, con un trasfondo político parecido:  el secuestro en 1969 del embajador de Estados Unidos en Brasil, Charles Burke Elbrick, por miembros del Movimiento Revolucionario 8 de Octubre (MR-8) y de Acción Libertadora Nacional (ALN).

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